Escribe un texto argumentativo de dos páginas sobre la importancia de los campos semánticos en la formación del lenguaje.
Yo se que es largo pero lo necesito por favor.
Respuestas
Respuesta:
Basándose en estas ideas fundamentales, se presenta la familia de palabras como el
modelo idóneo del análisis semántico inmanentista (Morer, 2007). Así, podemos
definir las familias de palabras como estructuras abiertas de signos que comparten
una misma significación primaria, unido a las variaciones gramaticales y denotativas
de esa raíz, en definitiva, son todas las palabras que comparten un mismo lexema, ya
sean palabras simples, derivadas o compuestas. De esta forma, en el análisis de una
familia de palabras debemos considerar la significación invariante que comparten
todas las unidades, las categorías que esa raíz ha actualizado a lo largo de la historia,
las palabras derivadas, las palabras compuestas, y los campos de usos que cada una de
esas unidades ha podido desarrollar.
Solo con el análisis de las familias de palabras podremos considerar, en primer
lugar, que las “palabras” no son unidades autónomas sino unidades semánticamente
complejas, ya que se han formado al añadir a la significación primaria uno o varios
significados gramaticales (significado categorial, significado morfológico o
significado sintáctico); en segundo lugar, que todos los miembros de la familia de
palabras están íntimamente unidos por la significación que actúa de base de toda la
familia, no por la realidad extralingüística que compartan; y, en tercer y último lugar,
partiendo de este análisis podríamos explicar, a partir de la significación invariante,
todas las voces presentes, pasadas y futuras, y cualquier variante diatópica, diastrática
o diafásica.
El estudio de la familia de palabras es un método que nos permite dar cuenta del
verdadero entramado interno de las lenguas y, por tanto, debe implantarse desde muy
temprano en la educación de nuestros alumnos. Pero, ¿es posible trasladar esta teoría
a los distintos niveles educativos? Sin duda, es posible implantar la semántica
idiomática en nuestras aulas siempre y cuando planteemos una gradación de los
contenidos según los distintos niveles educativos, y tengamos muy claro cuáles son
nuestros objetivos. El alumno de Secundaria y de Bachillerato es capaz de reflexionar
sobre la similitud entre seguir, secta, perseguir, secuestro, conseguir, intuyendo
algunos rasgos comunes; es capaz de comprender que los sinónimos son solo referenciales, ya que dos palabras sinónimas no se pueden sustituir en el cien por cien
de los contextos, y, por economía lingüística, no tendríamos varias unidades para un
mismo significado. Son solo dos aspectos en los que el alumno puede reflexionar,
ayudado por el profesor.
Sin embargo, hay muchas preguntas que tendríamos que responder previamente,
así, por ejemplo, si el niño está preparado psicológicamente para recibir esta doctrina,
cómo adquirimos el lenguaje desde nuestro nacimiento, si el niño solo es capaz de
asociar nocionalmente las unidades, o, en definitiva, cómo estructura el vocabulario la
mente humana.
Aunque hoy en día no se ha resuelto el problema de la adquisición del lenguaje, el
innatismo de Chomsky sigue ganando terreno y parece mostrar un mayor número de
argumentos a su favor. No podemos negar que hay predisposición biológica para la
adquisición del lenguaje. Entre los dieciocho y los treinta meses el niño adquiere
todas las herramientas necesarias para poder comunicarse, debido, fundamentalmente,
al desarrollo cognitivo, afectivo y social y a la madurez del sistema neuronal y
sensorial. Los bebés poseen cierta sensibilidad ante la comunicación humana, así, por
ejemplo, son capaces de orientarse hacia el sonido, dejan de sentir miedo cuando
alguien les susurra, llegando, incluso, a interpretar la entonación del habla del adulto.
A pesar de que el lenguaje es extremadamente complicado, el ser humano posee las
condiciones necesarias para aprehenderlo.
La predisposición genética se une también a la contextualización. Las madres
(input materno) contribuyen consciente o inconscientemente en el desarrollo del
lenguaje del bebé, simultaneando la comunicación verbal con la comunicación no
verbal. Hay estudios que corroboran estos hechos. Por ejemplo, se ha demostrado que
cuando los niños no son criados por sus madres porque se han incorporado al mundo
laboral, el desarrollo léxico del niño es menor. No obstante, también hay estudios que
corroboran que un niño que se educa en un centro infantil, rodeado de niños de
distintas edades, desarrolla bastante su léxico. Son los adultos y, en concreto, sus
propios familiares, los que estimulan la adquisición del lenguaje, sometiendo al niño a
una recompensa afectiva continua. La repetición de las experiencias y la atención
motivada y voluntaria del niño a determinados estímulos, conforman un hábito
lingüístico, que rápidamente se almacena en la memoria lingüística.
Explicación: