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Doctrina social de la Iglesia
Siendo así unos de los pioneros de la Doctrina Social de La Iglesia. Propiamente la expresión “doctrina social” sería usada por primera vez por Pío XI en su encíclica Quadragesimo anno quien cita a León XIII, aunque reconoce que la preocupación por los problemas económicos y sociales es anterior a la Rerum novarum.
Respuesta:
La industrialización es, en sí misma considerada, un fenómeno técnico, pero con fuertes connotaciones económicas y sociales. La revolución industrial hubiera sido impensable sin el desarrollo del capitalismo, el cual a su vez se desarrolló, en su primera etapa, bajo la inspiración y el impulso de la ideología liberal. La convergencia de todos estos factores explica las profundas transformaciones que se van consolidando en Europa desde mediados del siglo XVIII. El rápido crecimiento económico va unido a amplios movimientos de población desde el campo hacia los grandes centros urbanos industriales, donde se va formando una nueva clase obrera que acude en busca de mejores condiciones de vida. Esta afluencia masiva de mano de obra, en cantidad muy superior a lo que puede absorber la industria naciente, se une a la fiebre de ganancia económica típica del capitalismo liberal: todo ello da lugar a una explotación alarmante de esta nueva clase obrera industrial, que se hunde progresivamente en una situación de miseria extrema y de malestar creciente.
La Iglesia no renuncia a su misión (¡evidentemente!), pero reconoce que tiene que realizarla de una forma diferente: no desde una autoridad que nadie discutiría, sino desde el testimonio de su vida y desde el compromiso de transformación de la realidad que abren el camino para el anuncio explícito del mensaje de salvación ofrecido por Dios al mundo en la persona de Jesucristo. La Iglesia no renuncia a la autoridad, pero deja de concebirla como un poder coactivo para entenderla como verdadera autoridad moral que hay que conquistar: y la conquistará en la medida en que su presencia, no sólo su palabra, sea creíble para los hombres y las mujeres de nuestro tiempo. Esta presencia es, además, una presencia, no sólo ni principalmente institucional, sino personal: se realiza en múltiples presencias de los creyentes en todos los ámbitos de la vida social. La Iglesia como levadura en la masa es la mejor imagen evangélica del concepto conciliar de sacramento de salvación. El protagonismo de los laicos se entiende desde aquí en su verdadero sentido: no se justifica en primer lugar por razones de eficacia estratégica o de necesidad de aumentar el número de efectivos en acción, sino que es la consecuencia de una eclesiología del pueblo de Dios, donde todos y cada uno de los creyentes son llamados para ser testigos de Dios en medio del mundo.
Tan importantes son estos cambios que no pocos pensaron que el Concilio había supuesto el final de la Doctrina Social de la Iglesia porque los presupuestos desde los que se había elaborado ésta habían perdido toda su vigencia. Sabemos que el Vaticano II eludió positivamente el uso del término. Y también Pablo VI, que prefirió otros más flexibles, como “enseñanza social” o “enseñanzas sociales”. Juan Pablo II, en cambio, desde los comienzos mismos de su pontificado volvió a él: suele citarse el discurso que tuvo en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Puebla) como el momento de esta cierta restauración. Pero no puede deducirse de ello que se haya vuelto a los planteamientos anteriores al Concilio. De este modo la cuestión terminológica pierde importancia mientras que se confirma el nuevo enfoque que nace del Concilio y que se va consolidando en los pontificados de Pablo VI y Juan Pablo II.
espero te sirva, si lo quieres ver completo ve a (El origen de la Doctrina Social de la Iglesia )