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Recibí un correo electrónico, impregnado de afecto y pocas, pero claras palabras de amistad, nacidas de una relación mágica, desde las lecturas, de los libros, o sea no por casualidad, sino por causalidad. El mundo es ancho, pero no ajeno, para los que vivimos el placer de la lectura en nuestros propios espacios de soledad.
La misiva, que da fe de que quien la suscribe nos concede la dispensa de leer nuestras publicaciones todos los domingos, llegó con el anuncio, siempre grato, de que la autora y leyente de nuestros artículos, Rosalía Arteaga Serrano, nos remitiría libros de su hechura para que leamos sus letras, una parte de su trabajo literario, gesto que siempre agradecemos, de todos los palabristas nacionales y extranjeros, dejando en claro que el hecho de recibir los libros no nos crea compromisos, ni personal ni a Diario La Hora y su Revista Artes, de reseñar el comentario sobre las obras remitidas.
Respuesta:
Nació en Estridón (oppidum, más tarde destruido por los godos en 392) en la frontera de Dalmacia y Panonia, entre los años 331 y 347, según distintos autores; más bien a mediados de siglo, ya que era niño cuando murió el emperador Juliano el Apóstata. Sus padres eran cristianos con algunos medios de fortuna, y Jerónimo, cuyo nombre significa 'el que tiene un nombre sagrado', aunque no había sido bautizado todavía, como era costumbre en la época, fue inscrito como catecúmeno y consagrará toda su vida al estudio de las Sagradas Escrituras, siendo considerado uno de los mejores, si no el mejor, en este oficio.
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