• Asignatura: Castellano
  • Autor: villalba281207
  • hace 9 años

necesito poemas de 5 estrofas de 4 versos

Respuestas

Respuesta dada por: 1099738527
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Farewell

Desde el fondo de ti, y arrodillado,

un niño triste, como yo, nos mira.

Por esa vida que arderá en sus venas

tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,

tendrían que matar las manos mías.

Por sus ojos abiertos en la tierra

veré en los tuyos lágrimas un día.

Yo no lo quiero, Amada.

Para que nada nos amarre

que no nos una nada.

Ni la palabra que aromó tu boca,

ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,

ni tus sollozos junto a la ventana.

(Amo el amor de los marineros

que besan y se van.

Dejan una promesa.

No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera:

los marineros besan y se van.

Una noche se acuestan con la muerte

en el lecho del mar).

Amor el amor que se reparte

en besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eterno

y puede ser fugaz.

Amor que quiere libertarse

para volver a amar.

Amor divinizado que se acerca

Amor divinizado que se va.

Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,

ya no se endulzará junto a ti mi dolor.

Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada

y hacia donde camines llevarás mi dolor.

Fui tuyo, fuiste mía. Qué más? Juntos hicimos

un recodo en la ruta donde el amor pasó.

Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,

del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.


Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.

Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.

…Desde tu corazón me dice adiós un niño.

Y yo le digo adiós.



Apoyando mi frente calurosa


Apoyando mi frente calurosa

en el frío cristal de la ventana,

en el silencio de la oscura noche

de su balcón mis ojos no apartaba.

En medio de la sombra misteriosa

su vidriera lucía iluminada,

dejando que mi vista penetrase

en el puro santuario de su estancia.

Pálido como el mármol el semblante;

la blonda cabellera destrenzada,

acariciando sus sedosas ondas,

sus hombros de alabastro y su garganta,

mis ojos la veían, y mis ojos

al verla tan hermosa, se turbaban.

Mirábase al espejo; dulcemente

sonreía a su bella imagen lánguida,

y sus mudas lisonjas al espejo

con un beso dulcísimo pagaba…

Mas la luz se apagó; la visión pura

desvanecióse como sombra vana,

y dormido quedé, dándome celos

el cristal que su boca acariciara.





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