Respuestas
Respuesta:
– Se rebelan ante las autoridades establecidas y las familias y por consecuencia ante las normas que se les establezcan para su correcto comportamiento.
– Lo discuten todo, como si quisieran reafirmar sus propias opiniones, están configurando su personalidad y quieren hacerse oír. Si en la familia y en los entornos educativos somos capaces de conducir estos debates podremos evitar las clásicas broncas en este período de maduración que no nos llevarán más que al distanciamiento.
– A la vez son indecisos en sus tomas de decisiones, generalmente se apoyan en las amistades o en sus ídolos para formar opiniones a las que dan más valor que las de las personas mayores de su entorno.
– La pandilla es un grupo fuerte, piensan lo mismo, casi visten igual, van a los mismos sitios, valoran las mismas cosas… Quieren y defienden a sus amigos y amigas por encima de todo, aunque en el fondo vean que no lleven la razón.
– Temen al ridículo y les cuesta aceptar las críticas. Al pensar que ellos y ellas tienen la verdad en sí mismos no aceptan que nadie les lleve la contraria y mucho menos en público. En los ambientes educativos debemos evitar esta circunstancia que no hará más que crear muros entre ambas generaciones, es tan sencillo como hacerlo personalmente, separados del grupo.
– Son egoístas y quieren a todos y todas “bailando bajo su cuerda”, anteponiéndose por encima de cualquier circunstancia familiar o escolar en la que se sientan implicados.
– Se emocionan y lloran con frecuencia, a veces sin saber las causas que les llevan a esos llantos tan sentidos y característicos, empieza uno o una y los demás le siguen sin saber qué les lleva a ello.
– Les gusta tener una parcela privada donde poder pensar y hacer lo que quieran sin que nadie los vigile. En la mayoría de los casos este lugar es su habitación y no la mantienen con el orden establecido por el adulto, ellos y ellas están felices dentro de su caos organizativo.
– Hablan con todos los tópicos de los grupos que frecuentan, sin saber, a veces, distinguir en el trato a las diferentes personas, no es lo mismo hablar con un colega que con su madre o profesora. Llegan a confundir situaciones en las que se vean involucrados.
– Sienten desgana por los estudios y falta de compromiso ante sus tareas. Erikson la llama la identidad negativa: el adolescente rechaza el modelo que su entorno adulto espera que adopte. Es uno de los factores que influye en que aparezca la rebeldía.
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