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En México existe una enorme desigualdad de género: 6 de cada 10 mujeres, aproximadamente, son víctimas y expuestas a ser limitadas por el simple hecho de ser mujeres.
Seguramente no existe una medida especial en donde se pueda apreciar la discriminación hacia la mujer, y en algunos casos a los hombres, sin embargo, culturalmente, como sociedad nos hemos dado a la tarea de construir esa discriminación formando patrones a las organizaciones políticas y económicas, incluso familiares.
También, a lo largo de nuestra existencia, hemos buscado la manera de mejorar como sociedad, cambiar para tener una mayor igualdad tanto en hombres como mujeres, dejando atrás tantas injusticias e ineficiencias, sin darnos cuenta que somos como robots siguiendo patrones de vida que generamos.
Existen varios ejemplos que podemos mencionar..
Mantenemos y reproducimos estereotipos, prejuicios, roles, costumbres y toda una serie de cosas que, vuelvo a lo mismo, sin dar cuenta fomentamos y no paramos la desigualdad. Muchas de las veces, o quizá la mayoría, carecemos de información, por lo que seguimos con esa fatal idiosincrasia sobre las diferencias biológicas.
Como seres humanos, y como sociedad, es un tanto difícil poder comprender la perspectiva de género, y más si no estás rodeado de información de ayuda o rodeado de instituciones que puedan aportar para el cambio.
Se dice que el hombre y la mujer, jurídicamente hablando, no deberían implicar desigualdad legal, lo dice el artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. También se dice que es posible concebir a mujeres y hombres legalmente iguales en su diferencia mutua, sin embargo, ese no ha sido el caso en los últimos años —y desde nuestros ancestros—. Históricamente, las diferencias entre los sexos y la desigualad legal se podría decir que tienen una unión para bien y para mal.
Hablemos de la mujer en la política; es notable la desventaja ante los hombres con respecto al poder, esto es a lo que se refiere la presente crítica, que a pesar de que se avanzó ya con las leyes a favor de las mujeres en México y en el mundo, el avance logrado no es del todo suficiente, porque las barreras socioculturales tienen mayor rigidez que nuestras propias Leyes.
Volviendo analizar a la mujer, podemos darnos cuenta de que en su papel de madre en el hogar y encargada del cuidado de los hijos socialmente, su necesidad de libertad no existe, ya que no basta con que la sociedad diga que ser ama es sinónimo de ser mujer, sino también en nuestra legislación, en cuanto a las sentencias de guarda y custodia.
Por otro lado, los hombres tienen por mayoría cargos importantes en la política y puestos mejor pagados, de mayor jerarquía en las empresas particulares, por lo cual la diferencia de vida es muy notable en cuanto a las mujeres. Otro ejemplo es que a los hombres se les percibe como proveedores, jefes del hogar y quienes son los responsables de tomar las decisiones.
También desde la antigüedad se dice que la mujer asumía las responsabilidades en el hogar, y además de eso tenía toda la responsabilidad de la crianza de los hijos, en las labores domésticas y haciendo las actividades de menos valor en la
Que, como ya se hizo mención anteriormente, cuando se habla de guarda y custodia en México, a excepción de casos extraordinarios, la guarda y custodia legalmente es para la madre. Con base en esto podemos manifestar que socialmente tanto mujeres como hombres difieren en la educación que reciben, es decir, como la carga cultural homogénica que recibe el padre o madre sí influye en cuanto a los roles con los que se educan a los hijos.
Sin duda alguna, nos queda claro que la legislación existe, sin embargo, no podemos decir lo mismo de la práctica. Indudablemente se sigue violando la vulnerabilidad de la equidad de género, los jueces, a pesar de que la Suprema Corte de Justicia, que es nuestra máxima autoridad, nos dice que se debe analizar la guarda y custodia no dejando atrás la equidad de género y apegarse a la ley, prefieren dar las resoluciones a favor de la madre.
Como sociedad, y haciendo mención un poco al pluralismo jurídico y no jurídico, podemos recomendar que en materia laboral, y en cuanto a la igualdad de género, en las empresas se tomen en cuenta los valores y la ética sin perjudicar a ninguno, ya que tanto hombres como mujeres somos iguales.
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Explicación:
La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CETFDCM) define el concepto de igualdad y dice cómo lograrla. Las políticas proponen marcos de referencia para que vivamos de manera igualitaria, pero ¿cómo hacerlo si la misma sociedad es la que enseña a ser desiguales? Este trabajo ofrece un panorama histórico de los avances y retrocesos en materia de equidad de género. Al escudriñar este fenómeno quizás nos acerquemos a conocer una realidad social que impacta a hombres y mujeres de manera distinta. Actualmente se dejan entrever avances en materia de equidad de género, pero a su vez se manifiestan formas inequitativas que siguen privilegiando los roles masculinos sobre los femeninos.