• Asignatura: Castellano
  • Autor: jazmin03vargas
  • hace 3 años

El Cura
Quise ver por dentro la iglesia que había estado viendo por fuera.
Era domingo, el día de más trabajo y de más actividades en San Cristóbal. Día de
marché, como allí dicen, o de mercado y de verdadera feria como es, me parecía inútil el
clamoreo de las campanas que llamaban, repicando, al feligrés. ¿Quién había de oír las
voces de la iglesia siendo las del mercado tan ruidosas?
Pero el clamoreo alegre y persuasivo de las campanas de aldea, o de la iglesia única de
un corto vecindario, recuerda al corazón aquellos días que no vuelven y que, por no volver,
son el perpetuo ideal de la sensibilidad descontenta diza; y como tuve la esperanza de que,
al modo de los días de la infancia, iba a escuchar palabras sencillas, penetré en la iglesia.
Era el momento en que la voz pausada del sacerdote se dirigía al auditorio.
Mucho más numeroso de lo que yo había supuesto, pues todo el templo estaba
ocupado por los fieles, y mucho, muchísimo más interesante de lo que son los auditores
de iglesias en las ciudades. El auditorio de que entré a formar parte se componía de esa
buena gente de pueblo y de campo que en las Antillas y principalmente en Santo Domingot
reúne en un mismo carácter, digno de estudio y eminentemente educable, las
ingenuidades más encantadoras a las astucias más primitivas, los rasgos de ingenio más
inesperados al candor más estupendo, la ignorancia más abrumadora a la asombrosa
sabiduría práctica.​

Respuestas

Respuesta dada por: anatanigama83
1

Respuesta:

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