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LEYENDA DE LA AZUCENA DEL BOSQUE O FLOR DE LA AMISTAD
¡Qué lindo es penetrar en el bosque chaqueño y aspirar hondo... muy hondo, la suave fragancia de la flor de la amistad o azucena del bosque!
Es una flor que nace azul, como la ilusión; para tornarse blanca como pétalos de azucena, después de vivir un día entre sus hermanas.
Cuando la fantasía del poeta visitó las entrañas de la selva esta primavera, el bosque acogedor habló desde el misterio de su fronda, para revelarle sus más caros secretos.
Los largos yuqueríes vibraron como bordonas para cantar con acentos argentinos el simbolismo de la azucena del bosque o flor de la amistad.
Hace mucho tiempo el Coptanoón, genio máximo que sintetiza belleza, poder y bondad, estaba en su hábitat, el sol, contemplando la acciones de los hombres.
Acá abajo, dos caciques reñían... en la costa de los ríos torcidos que recorren el Gualamba.
Eran dos tribus que se habían vuelto enemigas.
El Coptanoón envió a sus mensajeros y las tribus fueron convocadas.
Las tribus reunidas escucharon la voz imperativa del genio... Pero los caciques enemistados avanzaron hasta ponerse cara con cara, corazón con corazón.
La arenga entonces fue: primero un reto,... después una exhortación... por último una orden: debían vivir siempre en paz unidos como hermanos.
Un abrazo sellaría para siempre este compromiso ante la ley del Noón.
Y los caciques obedientes se abrazaron, tan estrechamente, que no pudieron separarse más. De los dos cuerpos resultó un solo tronco, que la savia unida alimentó en verde de esperanza, mientras florecían las almas en celeste de ilusión con blanca fragancia de auténtica y perenne amistad.
LEYENDA DEL VERDADERO AMIGO:
Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGO UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA.
Intrigado, el amigo preguntó:
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.
¡Qué lindo es penetrar en el bosque chaqueño y aspirar hondo... muy hondo, la suave fragancia de la flor de la amistad o azucena del bosque!
Es una flor que nace azul, como la ilusión; para tornarse blanca como pétalos de azucena, después de vivir un día entre sus hermanas.
Cuando la fantasía del poeta visitó las entrañas de la selva esta primavera, el bosque acogedor habló desde el misterio de su fronda, para revelarle sus más caros secretos.
Los largos yuqueríes vibraron como bordonas para cantar con acentos argentinos el simbolismo de la azucena del bosque o flor de la amistad.
Hace mucho tiempo el Coptanoón, genio máximo que sintetiza belleza, poder y bondad, estaba en su hábitat, el sol, contemplando la acciones de los hombres.
Acá abajo, dos caciques reñían... en la costa de los ríos torcidos que recorren el Gualamba.
Eran dos tribus que se habían vuelto enemigas.
El Coptanoón envió a sus mensajeros y las tribus fueron convocadas.
Las tribus reunidas escucharon la voz imperativa del genio... Pero los caciques enemistados avanzaron hasta ponerse cara con cara, corazón con corazón.
La arenga entonces fue: primero un reto,... después una exhortación... por último una orden: debían vivir siempre en paz unidos como hermanos.
Un abrazo sellaría para siempre este compromiso ante la ley del Noón.
Y los caciques obedientes se abrazaron, tan estrechamente, que no pudieron separarse más. De los dos cuerpos resultó un solo tronco, que la savia unida alimentó en verde de esperanza, mientras florecían las almas en celeste de ilusión con blanca fragancia de auténtica y perenne amistad.
LEYENDA DEL VERDADERO AMIGO:
Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGO UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA.
Intrigado, el amigo preguntó:
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.
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