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Los niños pequeños son curiosos por naturaleza, por lo que la actividad física y la exploración los benefician y les permiten aprender de todo lo que hacen y de las cosas que los rodean.
Si bien hay muchas cosas que un niño puede aprender y experimentar cuando se encuentra dentro de la casa, estar al aire libre ofrece una gama de oportunidades únicas para su aprendizaje y desarrollo. También hay una fuerte evidencia de que los niños que pasan mucho tiempo fuera y en estrecho contacto con la naturaleza, son más propensos a respetar a los seres vivos y al medio ambiente.
Estar al aire libre permite a los niños experimentar de primera mano las estaciones del año. Con el aporte de adultos colaboradores, se darán cuenta y tomarán conciencia de los cambios estacionales, las sombras, las aves, los insectos y mucho más. La mayoría de los niños se sienten fascinados por el barro y el agua. Estar al aire libre les permite explorar completamente estos elementos de una manera que no sería posible en interiores.
Los niños y muchos adultos, se sienten fascinados por el agua en reposo o por el agua que fluye y estarán felices de pasar tiempo chapoteando en los lagos o desviando los arroyos pequeños creados por la lluvia. Si tienen enfrente de ellos tierra, barro o arena, estarán felices de cavar o de construir viviendas para sus juguetes y animales pequeños, o simplemente disfrutarán de la sensación de tener esos materiales en sus manos. Si los padres se sienten preocupados de que sus hijos se mojen o se ensucien, este problema se resuelve fácilmente vistiéndolos con la ropa adecuada. No dé por sentado que a las niñas no les gusta ensuciarse o escalar, o que todos los niños disfrutan corriendo o pateando una pelota de fútbol.
Las sombras también fascinan a los niños. Pronto descubrirán que si están fuera, en diferentes épocas y días del año, las sombras cambian de forma y de tamaño. También comenzarán a apreciar que mientras que su propia sombra puede ser muy personal, los animales y otras personas también las tienen, de igual forma los objetos inanimados como los árboles, los autos y las motos.
Estar al aire libre ofrece una oportunidad ideal para que los niños corran por los alrededores sin temor a romper objetos delicados o a chocar contra una pared. Si tienen la suerte de tener acceso a un parque, podrán desarrollar sus habilidades físicas cuando escalen en barras de monos o trepen a los árboles, rocas o muros bajos de jardín. Algunas actividades como juegos de pelota y juguetes de montar, son mucho más fáciles de hacer fuera de la casa. Tanto las niñas como los niños necesitan oportunidades de jugar afuera, donde son capaces de explorar de manera libre e independiente el ambiente. No sólo van a desarrollar sus habilidades físicas, sino también la confianza en sí mismos. Aprenderán a evaluar y a asumir riesgos al desarrollar su comprensión espacial.
Estar al aire libre permite a los niños entrar en contacto directo con seres vivos y les da la oportunidad de cavar, plantar, explorar y esconderse, así como prestar atención a las características fundamentales de su medio ambiente y hablar sobre ello. Harán preguntas difíciles y a veces desafiantes sobre lo que observan. Con apoyo aprenderán a comportarse como científicos que observan las cosas, las investigan y tratan de explicarlas, ampliando su comprensión. También tendrán la oportunidad de prestar atención, hablar y aprender a respetar a otros seres vivos como las plantas, insectos y gusanos. Esto también servirá para que aprendan a evitar las plantas y animales que puedan morder, picar o producir irritación.
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