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Respuesta:
:)
Explicación:
Abarca los primeros veinticuatro versos, o sea dos tercios del poema (en total son treinta y seis). En ella se desarrolla lo esencial de la acción (aparición de la luna, hechizo, diálogo con el niño) y tiene su propio desenlace (muerte del gitanillo). Por eso constituye un núcleo poético, al cual la segunda parte sólo agrega un desenlace más amplio.
En esta parte hay un predominio casi absoluto del plano de la fantasía poética, mientras que el de la realidad está como escamoteado, apenas sugerido, y sólo se concreta en los dos últimos versos, que aluden en forma directa a un hecho concreto y real: la muerte, ya acaecida, del niño:
Dentro de la fragua el niño tiene los ojos cerrados.
En esos dos versos se fusionan ambos planos: la luna ha logrado su objetivo, el cual coincide con el hecho real.
Lorca retorna el recurso del viejo romancero tradicional al mezclar con toda libertad los tiempos verbales con el objeto de matizar el relato:
Aquí el pretérito indefinido expresa, por su valor de acción acabada, la súbita y ya definitiva irrupción de la luna en el presente del niño. En contraposición, el presente del niño se prolonga por el valor durativo del gerundio:
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.
La diferencia de tiempos verbales (pretérito imperfecto, presente) no expresa aquí una real diferencia en el tiempo, sino más bien en el espacio: el presente expresa la proximidad (aquí, en la fragua, el niño tiene los ojos cerrados) y el imperfecto la lejanía (más allá se acercaba el jinete.). Lo mismo sucede con:
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
¡Cómo canta la zumaya,
ay, cómo canta en el árbol!