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Una de las competencias de base o nucleares en lo solicitado para todos los perfiles laborales por las empresas o clientes en general es la capacidad de adaptación que pueda presentar el postulante, tanto en relación a la tarea, como respecto a las personas y el contexto laboral en donde se desarrollará la misma.
En este material nos proponemos reflexionar en forma esencial acerca de lo que ésta implica, su diferencia con otra competencia relacionada como la adaptabilidad al cambio, y finalmente algunos indicadores que pueden evidenciarse en relación a los Tests Proyectivos Gráficos y verbales como modo de aplicar lo conceptual a lo evaluativo que será su campo de exploración.
Evaluar la capacidad de adaptación de una persona implica comprender y poder definir en lo concreto si sus actitudes laborales e interpersonales son ajustadas al entorno laboral. La adaptación supone siempre un proceso dinámico y continuo entre el equilibrio que debe existir entre la satisfacción de las necesidades individuales de una persona y las que demanda determinado contexto en este caso laboral.
Desde lo psicológico, la capacidad de adaptación de un sujeto está directamente relacionada con la capacidad yoíca del mismo. La estructura del Yo, sus recursos, capacidad defensiva, el buen funcionamiento de sus funciones ejecutivas como atención, memoria, capacidad de autorganización, reflexión, análisis, así como la capacidad para regular, controlar y recanalizar adecuadamente impulsos, tolerar presiones y frustraciones tanto propias (internas) como las que el mundo externo (ambiente) genera, son las bases para que un sujeto tenga capacidad para adaptarse a la vida laboral y por supuesto en general. Implicamos aquí también el buen funcionamiento del criterio y juicio de realidad, la capacidad de discriminación (sujeto ambiente, personas).
Es por ello que una buena adaptación involucra también algún grado de flexibilidad, tolerancia a las presiones, frustraciones y a distintos estresores de la vida diaria y laboral que suelen estar presentes.
Muchas veces vemos personas con cierta rigidez o falta de plasticidad, que sin embargo pueden realizar bien su trabajo. Podemos decir mientras no están presentes indicadores psicopatológicos, orgánicos, y que el criterio de realidad este funcionando adecuadamente que esa persona aunque más autocontrolada, o menos espontánea de su pensar o sentir, no presentando actitudes hostiles o conflictivas con otros puede llevar adelante sus tareas en forma aceptable.
Tal vez no pueda orientarse hacia resultados más tendientes a la mejora continua, o tomar mayores iniciativas, y probablemente ante situaciones problema inusuales no se sienta con la seguridad de buscar otras formas de resolución que no sea la que le son familiares, sin embargo en términos generales logra cierto ajuste aceptable a su trabajo.
Pero cuando la competencia es adaptabilidad al cambio el nivel de adaptación no solo que es mayor, sino que también el criterio de ajuste es más exigente para el sujeto. El agregado de la palabra cambio hace referencia a la capacidad de modificar la propia conducta para alcanzar determinados objetivos cuando surgen dificultades, nuevos datos o cambios en el medio. Por ejemplo en algunos puestos hay mucha rotación de tareas y muchas veces una empleado debe realizar diferentes trabajos porque hubo reducción de personal, en otros casos cambios de directivos, pasar del trabajo autónomo al trabajo en equipo, cambios en las metodologías de trabajo por incorporación denuevas tecnologías, con lo cual el trabajador debe adaptarse no solo a los cambios , sino a los cambios sin que medien a veces tiempos de ajuste y acomodación necesarios para asimilar los mismos.
Al determinar la valoración de esta competencia tendremos que tener en cuenta el tipo de tareas que el puesto involucra, y su condición de dinamismo y flexibilidad. Por ello siempre además de determinar y luego evaluar las aptitudes y competencias que un puesto requiere, debemos valorar en qué nivel de requerimiento (alto, medio o bajo) se necesita.