• Asignatura: Castellano
  • Autor: rocioram
  • hace 4 años

un cuento que tu familia te haya contado con buena escritura asientos de puntuación exclamación etcétera etcétera todo​

Respuestas

Respuesta dada por: almaferradaa
3

Respuesta:

Hansel y Gretel ellos me contaban el cuento pero sacando y poniendo cosas para mejorar la historia como muchas personas asen como con cuentos Tradisionales


LUCIANAA12: No lo escribí, me se el cuento lo busqée en google y lo encontré.
almaferradaa: es enserio lo pegaste y lo mandaste .
almaferradaa: REPITO NADIE ESCRIBE TAN RÁPIDO ES CIENTÍFICO
rocioram: wow bueno es algo no tan entendible pero mis 2 hermanas y yo tenemos cada una un papá
almaferradaa: yo soy hija única es un lujo solo que es triste estar solo :,v
almaferradaa: es triste pero jenial..
rocioram: bueno si vinieras a mi casa no voverias peinada jeje
rocioram: aveces es divertido pero
rocioram: lo que me molesta esque te hagaran tus cosas y te echan la culpa
rocioram: yo soy la mayor
Respuesta dada por: LUCIANAA12
2

Respuesta:

La nuez de oro

Explicación:

Había una vez una niña de nombre María, que tenía los cabellos negros como la noche. La hermosa María gustaba de pasear por el bosque y conversar con los animales. Cierto día, encontró en el suelo una nuez de oro.

“Un momento, niñata. Devuélveme esa nuez, pues me pertenece a mí y nadie más”. Al buscar el lugar de dónde provenía la voz, la niña descubrió un pequeño duende que agitaba sus brazos desde las ramas de un árbol.

El duendecillo vestía de gorro verde y zapatillas carmelitas y puntiagudas. Sus ojos verdes y grandes miraban a la niña fijamente mientras repetía una y otra vez: “Venga, te he dicho que me regreses esa nuez de oro que es mía, niña”.

“Te la daré si me contestas cuántos pliegues tiene esta nuez en su piel. Si fallas, la venderé y ayudaré a los niños pobres que no tienen nada que comer”, contestó la valiente niña enfrentando la mirada del duende. “Mil y un pliegues” contestó la criatura mágica frotándose las manos.

La pequeña María, no tuvo entonces más remedio que contar los pliegues en la nuez, y efectivamente, el duende no se había equivocado. Mil y una arrugas exactas, tenía aquella nuez de oro. Con lágrimas en los ojos, María la entregó al duendecillo, quien al verla tan afligida, ablandó su corazón y le dijo: “Quédatela, noble muchacha, porque no hay nada tan hermoso como ayudar a los demás”.

Y así fue como María pudo regresar a casa con la nuez de oro, alimentar a los pobres de la ciudad y proveerles de abrigos para protegerse del crudo invierno. Desde entonces, todos comenzaron a llamarle tiernamente “Nuez de Oro”, pues los niños bondadosos siempre ganan el favor y el cariño de las personas.

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