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En el primer caso, el concepto fundamental del saber anatómico es el de elemento biológico, y la disciplina morfológica que lo estudia es la estequiología, nombre derivado del término griego stoikheion, «elemento». El humor fue el elemento biológico de la estequiología humoral, y la fibra, el de la estequiología fibrilar. Obviamente, en la estequiología biológica hoy vigente deben ser discernidos dos elementos, uno primario, la célula, y otro secundario, el tejido, término este procedente, como veremos, de la estequiología fibrilar. Es cierto que la biología actual se ha planteado el problema de si debe admitirse la existencia de unidades biológicas más elementales que la célula y de si existen configuraciones moleculares que por ser capaces de replicación y autorreparación deban ser situadas entre el nivel de la materia viviente y el de la materia inanimada. Sea cualquiera la respuesta, hoy por hoy debe verse en la célula eucariótica el elemento biológico de la estequiología animal.
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2. En el segundo caso, el tocante al conocimiento de las formas vivientes pluricelulares y macroscópicas, el saber anatómico se presenta como anatomía descriptiva o eidología (del griego eidos, aspecto o figura), disciplina cuyos conceptos fundamentales son la idea descriptiva y la parte anatómica.
a) Doy el nombre de idea descriptiva a la figura ideal que tácitamente preside y determina el orden de los datos positivos que integran el saber anatómico de un determinado autor; en ella tiene su expresión primaria el modo de saber la anatomía.
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Nombre del libro
El narrador se llama a sí mismo Qohéleth (קֹהֶלֶת) que significa literalmente "el hombre de la asamblea" o "el representante de la asamblea", el vocero, un tribuno de la asamblea del pueblo, que cansado de las ideas dominantes, se decide a tomar la palabra.1
En el Tanaj es el nombre que se da al libro. La Septuaginta griega lo traduce como(Ekklesiastés), que significa “miembro de la congregación" o de la asamblea (ecclesía), y de ese título se deriva el título español Eclesiastés. Qohéleth ha sido traducido a partir de Lutero como "el predicador" (Der Prediger) o mejor aún "el orador -(persona que expone un tema ante una audiencia)". Sin embargo, una traducción más aproximada de Qohéleth es "el congregador", lo que también se aplica mejor a Salomón e indicaría con qué propósito escribió el autor el libro.
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