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1. LA DOCTRINA MONROE
Durante la época del dominio europeo, América Latina fue
sometida a una estrujan te relación de dependencia económica que se ha
prolongado hasta nuestros días, y bien puede considerarse una herencia
colonial. España y Portugal, en los siglos de la conquista y colonización
de América, se caracterizaron por una economía débil y dependiente.
"La Europa Dominante" como la llamó Mousnier, (principalmente
Inglaterra y Flandes) dominaron la economía y el comercio europeo en
los siglos XVI y XVII.
Los países ibéricos estuvieron sujetos a "La Europa Dom inante"
en lo referido a la importación de manufacturas. Resulta interesante
hacer notar que tales manufacturas se producían en Inglaterra y Flandes
y no precisamente en España y Portugal, en donde los trabajos
manuales y la pequeña industria eran mal vistos, quizá debido a ciertas
tradiciones feudales que para los siglos referidos aún subsistían en la
Península. Los países ibéricos se vieron obligados a comprar a la
"Europa Dominante" todos los artículos elaborados. Esta excesiva
importación, de hecho, debilitó a las naciones que la practicaron. Sin
embargo, in il/o tempore, no se creyó que tales relaciones económicas
fueran perjudiciales para España y Portugal, ya que bajo un modelo
mercantilista, no se consideraba necesario ni útil el desarrollo autónomo
de sus respectivas economías. Estas continuaron -lo que se prolongó
por varias centurias- ligadas a profundos lazos de dependencia. En los
siglos de colonización, y mientras el oro y la plata existieron en
cantidades abundantes, se pensaba -inclusive se palpaba- que las
economías ibéricas crecían. Este falso progreso económico solamente se
explica con el hecho de que el oro y la plata de América sirvieron a
hispanos y lusitanos para comprar lo que necesitaron, y para malgastarlo en las esplendorosas cortes ibéricas. (1) La prosperidad se manifestaba tan soio en el renglón material, la economía segu ía siendo débil y
dependiente.
González de Cellorigo, esclarecido economista español, aseveró en
1600, en su célebre obra Memorial de la política necesaria que, "el no
haber dinero, oro ni plata, en España, es por averlo, y el no ser rica es
por serio ... " (Citado en Stein, 1974: 15). Con esas breves palabras, este
brillante estudioso de los principales problemas económicos que
aquejaban a España se manifestó contrario al sistema económico
español; es decir, acérrimo enemigo de la dependencia económi~a. Si los
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países ibéricos eran dependientes, y América Latina fue conquistada y
colonizada por éstos, sin duda puede inferirse que en esta zona se
implantó también una relación de dependencia económica, que se
manifestó ampliamente durante la época colonial a través de instituciones como el Monopolio Comercial de la Casa de Contrataciónde Sevilla,
la.Plantación y la Hacienda, que mantuvieron sujeta a América con la
Metrópoli. Estas instituciones, después de la independencia, se transformaron en un nuevo tipo de dominio económico a través del
Neocolonialismo.
La dependencia económica implantada en América Latina durante la potestad europea, constituyó uno de sus más claros y palpables
legados coloniales una vez lograda la emancipación política En efecto,
aunque América Latina logró su propia autonomía, su sistema
económico continuó siendo tan débil y dependiente como antes. Esto
implicó que, en forma inmediata, nuestro' subéontinente se vinculara al
mercado mundial como ex portador de productos agrícolas y materia
prima, e importador, a su vez, de todo producto manufacturado
producido en los países de alto desarrollo industrial, que para la
segunda mitad del siglo XIX formaban el grupo de países Imperialistas
(Lenin, 1940: passim). Fue así como América Latina en un primer
momento de su vida republicana pasó a depender económicamente de
Inglaterra, entonces la primera potencia europea. Como es sabido, unos
años más tarde la influencia inglesa sobre esta área -especialmente el
Caribe- fue desplazada y sustltuída por una más poderosa y permanente: la de los Estados Unidos.(2) La potencia del norte resumió su
ideario y sus intenciones (contrarias y enemigas a las británicas) con la
famosa Doctrina Monroe.
El ideario popularizado de la Doctrina Monroe, ••América para los
americanos", fue el primer paso ideológico con el cual los Estados
Unidos se enfrentaron a los ingleses; siempre con el propósito de hacer
caer a América Latina bajo su predominio y desplazar a Gran Bretaña
Aunque la Doctrina Monroe no se proclamó directamente contra
Inglaterra, implícitamente se tenía en la mira limitar su influencia en el
Caribe. Tanto Gran Bretaña como Estados Unidos, alimentaron
esperanzas, por este tiempo,' de adueñarse de las antiguas colonias
españolas. Sobre Cuba, por ejemplo, ambas naciones tuvieron puestos
sus ojos, no solo por su riqueza agrícola sino también por su posición
estratégica Cualquiera de las dos naciones que dominara esta isla se
convertía en soberana del Caribe.
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