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Luis XIV reinó de 1661 a 1715. Su influencia en el reino de Francia marcó el siglo XVII y los siglos siguientes. La Revolución Francesa, que comenzó en 1789, fue un momento crucial de la historia del país galo y nos ayuda a entender hasta qué punto la época de Luis XIV fue especial. Las referencias históricas, políticas y culturales están marcadas por el poder de un rey absolutista y bélico. Pero también fue la época que vio surgir la filosofía de la Ilustración, la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert y los conflictos religiosos en el seno del Cristianismo.
La monarquía absoluta
El reino de Francia fue una monarquía absoluta desde la llegada al poder de Luis XIV, quien afirmó su soberanía separándose de la autoridad de su madre, Ana de Austria. El joven rey quiso tener el control absoluto de su reino. Pudo emitir decretos y dirigió la vida de sus súbditos del mismo modo que dirigió la economía de su territorio. La sociedad se dividía entonces en tres partes: la nobleza, el clero y el tercer estado. Se trataba de un sistema feudal en el que los dos primeros grupos gozaban de privilegios, mientras que el tercero pagaba impuestos. Esta organización de la sociedad fue cuestionada durante la Revolución Francesa que tuvo lugar en el siglo XVIII.
La Ilustración siembra la semilla de la revolución
Los llamados Ilustrados que lanzaban reflexiones que cuestionaban el funcionamiento del reino de Francia, no eran realmente revolucionarios. Sus replanteamientos eran científicos, filosóficos y sociales. La monarquía absoluta estaba fundada sobre la figura de un rey designado por Dios. Por ello, las dudas que surgieron en torno a la religión practicada por el clero del siglo XVII representaban un peligro para el poder. Además, en aquella época se perseguía a los protestantes, a pesar de que el abuelo de Luis XIV, Enrique IV, promulgó el edicto de Nantes (1598), que apaciguó las tensiones entre las dos religiones.
El redescubrimiento de la Antigüedad
La filosofía humanista que dio lugar a la religión protestante surgió tras el redescubrimiento de los textos de la biblioteca de Constantinopla. Las versiones en griego antiguo de los textos fundadores de la filosofía occidental permitieron interpretar los textos sagrados a lo largo de los siglos. El Protestantismo buscaba en ese momento una religión más modesta con una Biblia con textos depurados y ritos menos fastuosos. En este sentido, la riqueza del clero no era compatible con esa forma de pensar.
Sin embargo, este redescubrimiento de la antigua Grecia no fue rechazado por la realeza. De hecho, tuvo una gran influencia en el arte. Por esta razón, las esculturas del Palacio de Versalles están inspiradas en la mitología griega. Además, en las obras literarias se representaba con frecuencia a Luis XIV como Hércules para compararlo con un personaje poderoso. El regreso del arte antiguo también está patente en la arquitectura, con la instalación de columnas jónicas en las fachadas del Palacio de Versalles y en la decoración interior de la catedral de San Luis.
La época de Luis XIV no representaba la armonía del Palacio de Versalles, sino más bien las irregularidades del movimiento barroco. La monarquía se encontraba en su apogeo en la época de los avances científicos, cuando las obras filosóficas comienzan a cuestionarla para sembrar la semilla de la revolución que presenciarían Luis XVI y María Antonieta. Una visita guiada por Versalles le permitirá comprender mejor esta época y su impacto en la historia de Francia.
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