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Respuesta:
En un ayllu había una mujer hermosa, cuya belleza deslumbraba. Su nombre era Isicha Puytu. Llegó su turno de la mita, del servicio en la casa del señor de la región, del Curaca. Fue a cumplir su turno, y no volvió. El Curaca la hizo quedar, no quiso soltarla. Le dijo:
-Vivirás conmigo.
- Bien -dijo ella. Y se quedó en la casa del señor. Vivió con él.
El Curaca mandó que le quitaran toda la ropa a su nueva amante, a Isicha Puytu. La hizo vestir con la ropa de las matronas, de las principales. Ella tenía trenzas, y sus trenzas las mandó peinar como se peina la cabellera de las soberanas. Con grandes prendedores de plata le hizo adornar la cabeza; extremó su amor el Curaca en estas cosas. La hizo vestir con ropas de finísimo hilado, la hizo calzar de sandalias. Toda ella la adornó y vistió como a las señoras principales. En las llikllas, en las mantas que debían cubrirle la espalda, mando tejer palomas. Todas sus vestiduras estaban tejidas con franjas anchas en que se había retratado a las flores de la tierra. Así la cargó de adornos como a una planta florecida, y la transformó.