Respuestas
Respuesta:
El anuncio en la puerta despierta curiosidad: acceso restringido a personal autorizado. Un ábrete sésamo no sería suficiente para abrir las puertas de esta habitación ya que cruzar el umbral más que dar un paso adelante significa dar un paso atrás. Un puente hacia el pasado cuya estructura descansa en estantes atiborrados de cajas que hablan de lugares, nombres y fechas que se refunden en la memoria.
El profesor José Vicente Rodríguez se ubica de inmediato. "Aquí hay restos del Palacio de Justicia, éstos pertenecen a los niños de Garavito, los de allá tienen más de 1.000 años y por aquí hay restos de los señores de la cultura Malagana". Todos reunidos en un cuarto del laboratorio de antropología biológica de la Universidad Nacional.
Cajas separadas físicamente por milímetros pero distanciadas en el tiempo por cientos de años. El profesor Rodríguez se acerca a un estante y saca el cráneo de un indígena prehispánico, lo observa detenidamente y concluye que ese hombre vivió en el siglo XI después de Cristo y que se alimentaba con una dieta tan dura que le desgastó los dientes.
Los huesos no emiten sonidos ni tienen palabras pero son un manual cargado de información en espera de alguien que quiera descifrar su mensaje. El profesor no lleva la cuenta de la cantidad de historias que estos restos esqueletizados por el paso del tiempo le han contado. Muchos son relatos ancestrales pero otros cuentan dramas actuales. Son las historias de los desaparecidos, de los NN inhumados en fosas comunes, de las víctimas de masacres, ejecuciones selectivas y demás vejámenes contra los derechos humanos que se comenten cada vez con más frecuencia en Colombia.
La labor del profesor Rodríguez y los demás antropólogos forenses de la Universidad Nacional no es fácil. Sirven de intérpretes para que las voces que los violentos obligaron a callar no se extingan en el olvido. Los académicos trabajan en llave con la Fiscalía, la Procuraduría, la Registraduría, Medicina Legal y el DAS prestándoles ayuda en la identificación de restos óseos que permitan reconstruir la imagen biológica y sociocultural de las víctimas.
En 1985 en la cueva de la Trementina, en Cesar, se hallaron restos humanos que hicieron creer a los habitantes de la zona que se trataba de una vendetta entre contrabandistas. Así habría sido la historia de no ser por la labor de antropólogos como Gonzalo Correa y su equipo, quienes determinaron que los despojos pertenecían a miembros de la tribu de los yuko en la Serranía de Perijá.
Explicación:
espero que te sirva
Respuesta:
Miss Marple, Sherlock Holmes, Hercules Poirot, Angus Dupin y Nancy Drew.
Explicación:
Espero que te ayude