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Respuesta:
inmunidad artificial, que se adquiere suministrando al individuo un suero o una vacuna. ... La inmunidad artificial pasiva se adquiere cuando al sujeto se le administra directamente anticuerpos específicos para un patógeno determinado.
Complemento: incluye un elevado número de proteínas séricas que se producen principalmente en el hígado, forman cascadas de forma que cada componente activado cataliza la activación de varias moléculas del componente siguiente, amplificando la respuesta. Las consecuencias son la lisis celular, la producción de mediadores proinflamatorios y la solubilización de los complejos antígeno-anticuerpo. La activación del sistema del complemento se produce por medio de tres vías diferentes (alterna, clásica y de la lectina de unión al manano) que convergen en la vía común final que proporciona la mayor parte de la actividad biológica. Cada vía inicial produce una convertasa C5, que inicia la vía de ataque a la membrana y el complejo resultante forma poros que producen la lisis de la célula. El resultado biológico de la activación del complemento es el recubrimiento de los patógenos con proteinas del complemento (opsonización) para aumentar la fagocitosis, el reclutamiento de células (por ejemplo el C5a atrae a los neutrófilos), la activación de células como los mastocitos y los basófilos (C3a, C4a y C5a), la lisis celular y la eliminación de los inmunocomplejos para impedir una acumulación perjudicial de moléculas proinflamatorias.
Mecanismos celulares: Los neutrófilos participan en la destrucción de bacterias y hongos. Tras su activación, las moléculas de adhesión facilitan su entrada en los tejidos, desplazándose hacia los atrayentes químicos y fagocitan los microorganismos. La destrucción está mediada por las vías dependientes e independiente del oxigeno. Los eosinófilos están presentes mayoritariamente en los tejidos, preferentemente en superficies epiteliales, su principal papel es la protección frente a los parásitos multicelulares como los helmintos, gracias a la liberación de proteinas catiónicas tóxicas, pero también pueden inducir una interacción con los linfocitos (respuesta celular adquirida). Además son importantes por su contribución a las enfermedades alérgicas, en particular al asma. Los mastocitos (en los tejidos) y los basófilos (en sangre) son células cuyos gránulos contienen histamina y leucotrienos y que poseen un receptor de alta afinidad por la IgE, produciendose una activación de estos en las enfermedades alérgicas. Los efectos de la liberación de los gránulos producen vasodilatación, aumento de la permeabilidad y contracción del músculo liso de las vías respiratorias, pudiendo producir (dependiendo del estímulo y el lugar) desde un habón y eritema localizado hasta un shock anafiláctico.
Inmunidad adquirida: se adquiere como parte del desarrollo, aumenta con la edad y con exposiciones repetidas, tiene especificidad y memoria por lo que se la denomina adaptativa. Sus componentes son los anticuerpos y las células (linfocitos) y protege frente a bacterias (incluidas las que producen infecciones intracelulares), virus y protozoos. En general las respuestas inmunitarias innata y adquirida no se activan independientemente sino que se complementan entre sí.
Antígeno-Anticuerpos: Los antígenos son estructuras que generan una antirrespuesta por parte del sistema inmunitario que dispone de 3 elementos de unión y reconocimiento de éstos;
o 1) los anticuerpos que son glucoproteinas solubles que pertenecen al grupo de las inmunoglobulinas producidos por los linfocitos B y las células plasmáticas,
o 2) los receptores de los linfocitos T que son glucoproteinas grandes que interacciona con el epítopo peptídico preservado y presentado por el tercer elemento
o 3) que son las moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH).
Los anticuerpos desempeñan multitud de funciones y tienen numerosos usos como instrumentos biológicos y clínicos:
En la defensa del huésped: señalización de los microorganismos infecciosos, reclutamiento de mecanismos efectores del huésped, como el complemento, los mastocitos, los linfocitos NK y los fagocitos, neutralización de toxinas y eliminación de antígenos extraños de la circulación.
En medicina clínica: los niveles de anticuerpo antipatógeno específico se usan en el diagnóstico y control de enfermedades infecciosas, administración pasiva de anticuerpos como protección del huésped y usados terapéuticamente dirigidos a células o moléculas por ejemplo para erradicar tumores.
En el laboratorio: aplicaciones diagnósticas y de investigación.