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Respuesta:
Definición de Violencia Psicológica
El concepto de violencia psicológica es un concepto social que se utiliza para hacer referencia al fenómeno mediante el cual una o más personas agreden de manera verbal a otra u otras personas, estableciendo algún tipo de daño a nivel psicológico y emocional en las personas agredidas y sin que medie el contacto físico de ningún tipo, o sea, la agresión es solamente por la vía verbal sin intervención de los golpes físicos.
Explicación:
Violencia que implica el uso de expresiones descalificadores y en la que no interviene el ataque físico
Normalmente consiste de expresiones descalificadoras que se proponen justamente desmerecer y menospreciar a aquel al cual van dirigidas las mismas.
Esta característica básica de este tipo de violencia la hace a veces incomprobable, porque claro, un golpe, una herida es fácil de demostrar pero muchas veces si no se tienen testigos o alguna grabación que lo pruebe, es difícil probar este tipo de violencia.
Generalmente la denuncia queda en la nada porque consideran que se trata de la palabra de uno contra otro.
La noción de violencia psicológica ha sido formada para marcar una diferencia con aquella de violencia física ya que supone la agresión verbal y en el trato más que la violencia a través de golpes o heridas físicas.
La violencia psicológica es muy común de ciertos ámbitos sociales, tales como el doméstico (donde diversos tipos de conflictos y peleas suelen darse), el laboral, la escuela, etc.
Las graves consecuencias que produce
Los especialistas consideran que la violencia psicológica es una de las peores formas de violencia ya que implica una agresión a la psiquis y a la emocionalidad de una persona.
En este sentido, si bien un golpe o una agresión física deja marcas visibles y un dolor importante, una agresión verbal o psicológica puede herir mucho más profundo en el entendimiento y en la autoestima de esa persona ya que se suele agredir pegando en aquellas partes sobre las que la persona se siente insegura y que la hacen sentirse mucho más débil y vulnerable frente al agresor (por ejemplo, un marido a su mujer lo hace ejerciendo cierto nivel de poder y de jerarquía que debilita a la figura femenina como parte compositora de la pareja).
La violencia psicológica es además invisible y mucho más difícil de detectar en lo práctico ya que las heridas no son visibles, y lo corriente es que la persona la oculte, no la manifieste, es decir, se la guarde y toda esta situación termina por corroerla interiormente.
Así, la agresión psicológica que un marido le inflige a su mujer, la que un jefe a su empleado o que una persona con mayor poder puede ejercer a otra con menor poder siempre pasan desapercibidas en el momento, pero los efectos que generan en la persona pueden ser mucho más duraderos y dolorosos que la violencia física.
Las secuelas o marcas que deja la violencia psicológica en algún momento de la vida deberán ser tratadas, porque al no ser máquinas los seres humanos, en determinado momento, afloran, de improviso suelen hacerlo, y sin que la persona afectada pueda manejarlas, y entonces, demandará un tratamiento muchas veces de urgencia, porque por supuesto aquello que se ignoró y tapó por tanto tiempo ejerció un nivel de estrés interno tal que necesitará de una terapia urgente, y en los casos más severos hasta de medicación o de internación para evitar que la persona pueda hacerse daño o dañar a terceros.
Lamentablemente, la descomposición social que prima en muchos lugares del mundo ha hecho que los niveles de violencia verbal hayan crecido de manera exponencial, por ejemplo en la escuela se ha vuelto una situación común y preocupante, por las consecuencias que genera la misma en los niños que son objeto de la misma.
El famoso acoso escolar o bullying cala hondo en los niños que lo padecen y muchas veces termina desembocando en dramas fantásticos y muy dolorosos cuando la persona que lo sufre entra en crisis extrema gracias a ellos.