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Hace un tiempo, hablando con un conocido de que en muchos países cristianos la mayoría de la población cree que Dios castiga, envía enfermedades y hace acepción de personas, él me dijo: “Si esa fuera la idea de religión que me presentaran, no me gustaría tener nada que ver con ella”.
Hoy en día el concepto de religión es mucho más extenso. Por lo menos, indirectamente, sin que uno se dé cuenta. Una de las definiciones de religión que encontré dice: “Una causa, principio o sistema de creencias sostenido con ardor y fe”.
Creo que esto se encuentra fácilmente en la sociedad y de diversas formas. Por ejemplo, se habla mucho del culto al cuerpo. Muchas personas tienen la disciplina de hacer ejercicio, a diario o regularmente; buscan dietas y las siguen con rigor. Otros se preocupan por ingerir comidas saludables, solo compran en determinadas tiendas y solo comen en determinados restaurantes. Algunos son tan conscientes del medio ambiente, que reciclan todo, utilizan lámparas y aparatos en la casa para ahorrar energía, compran vehículos híbridos eléctricos. También están los que quieren estar siempre actualizados con la tecnología de punta, y obtienen constantemente equipos eléctricos y electrónicos de última generación.
¿No sería todo eso acaso un tipo de religión? ¿Por qué? Porque es un “sistema de creencias sostenido con ardor”, que brinda a la persona que lo practica una sensación de disciplina y dedicación a algo que no solo la beneficia a ella, sino a los demás; es una causa importante y altruista, que les trae bendiciones a ella y a la humanidad.
Eso pasa con todos los ejemplos mencionados por que aunque parezcan estilos de vida o gustos personales, ayudan a la sociedad y a la economía local y nacional, así como a la diversidad y variedad de comercios y negocios.
Por lo tanto, es natural que el ser humano busque una religión – una causa que apoyar y un modo de vivir.
En las últimas décadas ocurrió un cambio muy grande en la población mundial cristiana con respecto a sus creencias y prácticas acerca de la divinidad. Las iglesias tradicionales y ortodoxas perdieron adeptos, mientras que las iglesias evangélicas y pentecostales crecieron. Ese cambio social produjo el descreimiento de algunos y el aumento de ateos o no religiosos.
Ante este cambio social, uno podría preguntarse: Si las diversas denominaciones cristianas estudiaran la Biblia con otros ojos y practicaran sus enseñanzas con mucha más inspiración, ¿acaso la sociedad en general no aceptaría y respetaría más fácilmente a una persona cristiana devota?
Por ejemplo, ¿quién no quiere ser saludable?
Pocos saben que la Biblia enseña que Dios es la fuente de la salud y que Dios restaura la salud, como leemos en Jeremías: “Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo”.
¿Quién no quiere vivir en armonía y ser feliz? El 1er libro de Crónicas habla que “poder y alegría en su morada” están; y en los Salmos se dice que el bien y la misericordia nos siguen todos los días de nuestra vida, y en la casa de Dios moraremos por largos días.
Y ¿quién no quiere sentirse incluido y respetado? La carta a los Romanos dice que Dios no tiene prejuicio: “no hay acepción de personas con Dios”. La 1ra. Carta de Juan dice que Dios es Amor, o sea, ama a todos sus hijos incondicional e indistintamente.
¿Quién no quiere conocerse mejor a sí mismo, y saber su origen y su propósito en la vida? La Biblia explica que Dios lo creó todo con sabiduría y todo lo sabe.
No hay quien no quiera vivir con salud, alegría, propósito y en armonía con la familia, los amigos, en el trabajo, además de resolver problemas con tranquilidad y sabiduría. Si todas las iglesias cristianas enseñaran cómo eso es posible, vivieran el cristianismo de los primeros tiempos, y miraran a los demás como Jesús lo hizo — con compasión, amor y humildad— hoy en día habría menos prejuicio, más respeto y paz entre los cristianos y no cristianos.
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Espero a verte ayudado mucho.....
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bueno uno se enamora de la eliguion por la historia y de mas