• Asignatura: Filosofía
  • Autor: DavidMendez09
  • hace 7 años

URGENTE!!! DOY 50, Durante la lucha entre las ciudades ¿qué se puede evidenciar de la posición política y personalidad de Platón y Sócrates?

Respuestas

Respuesta dada por: valentinaarismedny
2

Respuesta:

Sócrates es un revolucionario político. Este pensador, que evitó sistemáticamente desarrollar una carrera pública y que más bien eligió ejercer una suerte de antipolítica, es responsable de la más importante transformación en la forma como los griegos entendían esta actividad. De modo muy consciente y sin deseo de suprimir las aristas más paradójicas de su pensamiento, Sócrates se aparta de los estándares políticos de su época y propone como tarea central del auténtico político la transformación personal de sus congéneres. El auténtico político es aquel que, allende cualquier mejora social, actúa sobre el alma misma de sus conciudadanos para producir una revolución moral. Conceptos como felicidad, virtud y cuidado de sí mismo se vuelven así obligatorios a la hora de delimitar el campo de la política, determinar sus objetivos y realizar una valoración de los esfuerzos que se realicen en esta área. El instrumento para realizar estos cambios políticos se aleja, por supuesto, de las prácticas políticas corrientes. Al ejercer su actividad de manera privada y no pública, su quehacer se concentra en el examen de sus contemporáneos. Su instrumento político es, por tanto, el diálogo socrático. De este modo, filosofía y política emergen en una nueva y excitante conexión, donde la filosofía no trata simplemente sobre política, sino que es ella misma política.

La radicalidad de sus objetivos y de sus métodos vuelve al programa político socrático no sólo revolucionario, sino que, hay que reconocerlo, lo coloca al borde del fracaso. Si éticamente Sócrates con su actitud frente a su injusta condena a muerte triunfa, pues incluso frente a los más grandes peligros no deja de guiarse por su famoso principio de que la justicia es el más alto bien, su política, en la medida en que lleva a la desaparición del político mismo, plantea la pregunta por la viabilidad de tal programa. Filosofía y política están aquí no sólo en estrecha conexión, sino en máxima tensión. El periplo de Sócrates puede ser entonces visto como un modelo a seguir, pero también a corregir o a olvidar. En cualquiera de los tres casos hay que dialogar con Sócrates.

Explicación:

:'v


DavidMendez09: Gracias
valentinaarismedny: denada
valentinaarismedny: Gracias ; w ;
Respuesta dada por: estevangonzalezbeltr
0

Respuesta:

Explicación:

Sócrates es un revolucionario político. Este pensador, que evitó sistemáticamente desarrollar una carrera pública y que más bien eligió ejercer una suerte de antipolítica, es responsable de la más importante transformación en la forma como los griegos entendían esta actividad. De modo muy consciente y sin deseo de suprimir las aristas más paradójicas de su pensamiento, Sócrates se aparta de los estándares políticos de su época y propone como tarea central del auténtico político la transformación personal de sus congéneres. El auténtico político es aquel que, allende cualquier mejora social, actúa sobre el alma misma de sus conciudadanos para producir una revolución moral. Conceptos como felicidad, virtud y cuidado de sí mismo se vuelven así obligatorios a la hora de delimitar el campo de la política, determinar sus objetivos y realizar una valoración de los esfuerzos que se realicen en esta área. El instrumento para realizar estos cambios políticos se aleja, por supuesto, de las prácticas políticas corrientes. Al ejercer su actividad de manera privada y no pública, su quehacer se concentra en el examen de sus contemporáneos. Su instrumento político es, por tanto, el diálogo socrático. De este modo, filosofía y política emergen en una nueva y excitante conexión, donde la filosofía no trata simplemente sobre política, sino que es ella misma política.

La radicalidad de sus objetivos y de sus métodos vuelve al programa político socrático no sólo revolucionario, sino que, hay que reconocerlo, lo coloca al borde del fracaso. Si éticamente Sócrates con su actitud frente a su injusta condena a muerte triunfa, pues incluso frente a los más grandes peligros no deja de guiarse por su famoso principio de que la justicia es el más alto bien, su política, en la medida en que lleva a la desaparición del político mismo, plantea la pregunta por la viabilidad de tal programa. Filosofía y política están aquí no sólo en estrecha conexión, sino en máxima tensión. El periplo de Sócrates puede ser entonces visto como un modelo a seguir, pero también a corregir o a olvidar. En cualquiera de los tres casos hay que dialogar con Sócrates.

La filosofía política griega es un diálogo con Sócrates. Al igual que en el caso de la ética, su pensamiento político influenció a filósofos posteriores de todas las escuelas, tanto a Platón como a Aristóteles, tanto a los cínicos como a los estoicos, por no hablar de su influencia en escuelas tardías como la de los neoplatónicos. Sin embargo, quien convierte a Sócrates en el objeto mismo de su pensamiento es su más famoso alumno: Platón. Quizá sea correcta la interpretación estándar que tiende a etiquetar unos diálogos de Platón como socráticos, con el supuesto de que expresan sin mayores alteraciones el pensamiento de este filósofo. Sin embargo, la influencia de la política socrática es omnipresente en toda su obra. Y tiene que ser así, pues si hacer política y dialogar están en la estrecha conexión señalada arriba, el pensamiento político de Sócrates es inherente a la obra platónica.

En este número especial se recogen una serie de artículos que estudian algunas de estas resonancias en el pensamiento de Platón. Dada la peculiaridad de la teoría política socrática, las resonancias son perceptibles en áreas que van más allá de los tópicos corrientes sobre teoría política. Abarca tópicos aparentemente ajenos, como el de la escritura, los mitos, la metafísica, entre otros.

Dos autores de este volumen focalizan sus ensayos en la relación entre Sócrates y Platón: Christopher Long y Francisco J. Gonzalez. El primero, al preguntar por la conexión entre política socrática y escritura platónica; el segundo, al plantear las tensiones entre filosofía y política en el pensamiento de Platón y en intérpretes ulteriores de este último.

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