• Asignatura: Arte
  • Autor: Majq
  • hace 8 años

La obra de teatro el ladron de los sueños de Marian Benedit hacerla guión teatral

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Respuesta dada por: alexitanet61
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Respuesta:

Sinopsis:

Cuando me planteo el modo de hacer teatro para niños no puedo evitar hacerme un sinnúmero de preguntas como: ¿Qué hacer? ¿Cómo contarlo a los niños? ¿Cómo divertirles sin caer en lo fácil o en lo banal? ¿Es éste un género especial, diferente en sustancia del teatro para adultos?... Estas y otras cuestiones parecidas suelen ser la materia principal de los foros de debate y de las jornadas sobre teatro infantil. Allí donde quiera que se realicen, las conclusiones son siempre las mismas: una larga lista de preguntas sin respuesta. No he visto un solo espectáculo infantil, por muy bueno que fuera, que no encontrara adultos detractores que lo juzgaran totalmente equivocado para los niños. He visto levantarse más voces airadas, bufidos y dedos condenatorios en el teatro infantil que en el teatro para adultos, todos llevados por el prejuicio y por el juicio enquistado en unos valores cerrados, en una estética determinada, en una manera de entender el mundo de los niños, pero solamente he visto a los niños rechazar un espectáculo cuando era verdaderamente mediocre, cuando les aburría, entonces y sólo entonces la sala pasaba del ruido participativo al caos absoluto y la indiferencia total sobre lo que ocurría en el escenario. En solitario formulamos nuestras propias teorías pero al confrontarlas con los demás nos encontramos con un caos de opiniones en donde cada uno vuelca, no sólo sus experiencias sino también sus autocensuras, sus moralinas, sus ñoñerías, sus valores éticos, estéticos y hasta sus propias teorías pedagógicas. Con demasiada frecuencia creemos que lo que nos gusta a nosotros gustará a los niños, incluso en los medios progresistas hasta aquellos maestros que canalizan sus frustraciones actorales obligando a los niños a memorizar auténticos ladrillos literarios para la acartonada representación de fin de curso. Personalmente creo que el teatro es una de las mejores herramientas de las que disponemos para ofrecer a los niños, una alternativa diferente al bombardeo continuo de estupidez televisiva. Es uno de los pocos recursos que nos quedan contra las estrategias de marketing, contra la manipulación de los sentimientos, de la sexualidad y de la integridad de las personas. Me preocupa mucha más ese tema que el aporcar una actividad complementaria al sistema educativo. Hoy, las sombras chinescas han sido devoradas por los dinosaurios y nuestros niños juegan al fútbol en diminutas pantallas de video. En su fantasía estos niños se han transformado en depredadores, superhombres y barbies mientras que en la realidad se han convertido en consumidores voraces siempre insatisfechos, al acecho de las últimas novedades del mercado de ilusiones. Hemos educado a generaciones enteras para la insatisfacción y el hiperconsumo mientras que no muy lejos de aquí millones de niños intentan sobrevivir con sus barrigas hinchadas por el hambre. Ante este panorama solo encuentro una respuesta sobre el qué y el cómo hacer el teatro para niños. El qué hacer, creo que hay que buscarlo en la imaginación en la fantasía, en la ternura, en valores de integración social, tolerancia y amplitud de ideas en historia y personajes que resuelvan sus problemas de una modo distinto al que lo hacen los superhéroes y los prototipos creados por las multinacionales del ocio. El cómo hacerlo, creo que hay que encontrarlo en la sencillez de elementos en escena yen una sobredosis de ingenio y creatividad. Mi padre jugaba al fútbol con una pelota de trapo y convertía una larga fila de latas de sardinas en un tren maravilloso. Tal vez esa sea una buena pista a seguir. ¿Quién no ha podido comprobar que sus hijos se cansan antes del regalo de cumpleaños que de un juguete improvisado con un trozo de madera?. La simple experiencia de entrar en una sala abarrotada de niños disfrutando un espectáculo, me hace pensar que deberíamos hacer obras abiertas, que estuvieran preparadas para el bullicio de la sala, para el pequeño rumor; para el comentario hecho en voz alta a mitad de una escena, para el aplauso imprevisto cuando menos lo esperamos. No hablo de la sala desbordada y aburrida, sino de una sala divertida y absorbida por una propuesta interesante. El ruido en estos casos se produce por personitas que se expresan sin nuestras barreras culturales y que necesitan removerse del asiento en el que les hemos obligado a sentarse para la representación. No hay lugar para la especulación y no me interesa quedar bien con los adultos que leerán estas líneas, una responsabilidad aún mayor me obliga a ser sincero: "EL LADRÓN DE SUEÑOS", ha sido el primer espectáculo que he escrito para niños, una excesiva dosis de literatura pesa sobre él. Unos actores creativos han conseguido divertir a los niños durante casi un centenar de representaciones. La próxima vez corregiré el rumbo, aprenderé a ser más directo, más sencillo, más honesto y divertido. Los niños me lo han enseñado y a ellos se lo debo. Gustavo Funes

Explicación:

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