Respuestas
Explicación:
Aunque la cantidad de agua contenida en la atmósfera constituye una mínima parte de la existente en nuestro planeta, su importancia es vital: participa en procesos de regulación de temperatura, en el ciclo del agua, en fenómenos climáticos e, incluso, en desastres naturales.
El agua contenida en la atmósfera de nuestro planeta (en forma de vapor, nubes y pequeños cristales de hielo) representa alrededor de 0.0009 por ciento de toda el agua del planeta. ¿Por qué ocuparnos de estudiarla entonces?
Empecemos señalando que esa proporción tan pequeña de agua está en el centro de los procesos que determinan el clima, el ciclo hidrológico, la química atmosférica y el desarrollo de la vida.
La forma principal del agua atmosférica es el vapor de agua; cuando nos referimos a la cantidad de este contenido en el aire lo llamamos "humedad". Aunque no sea tan visible como las formas líquidas o sólidas (nubes, neblinas, lluvia, nieve, granizo), el vapor de agua está siempre presente en la atmósfera, incluso en los desiertos.
Entender cómo se comporta el agua en la atmósfera, de qué depende su cantidad, cuándo y en dónde va a precipitarse, si lo hará en forma de lluvia, nieve o helada, si habrá poca o si habrá demasiada, han sido necesidades e interrogantes del hombre desde tiempos primitivos ...y lo siguen siendo. A lo largo del tiempo, algo hemos avanzado en su estudio, aunque también en introducir más complicaciones, como la contaminación del aire y los cambios del uso de suelos y de las superficies de captación del agua, por sólo mencionar algunas.
Para analizar el papel que juega la presencia de agua en la atmósfera -y cómo lo juega— es conveniente considerar brevemente el flujo de la energía en el sistema Tierra, así como darle un repaso a las características de la atmósfera y del ciclo hidrológico global.
Figura 1. Espectro de absorción de distintas longitudes de onda por los principales gases de efecto invernadero.
El Sol es la principal fuente de energía de nuestro planeta. La Tierra absorbe energía solar y emite energía propia; si absorbe más energía de la que irradia, se calienta, y si es al contrario se enfría.
El Sol emite radiación electromagnética que va desde las longitudes de onda muy cortas, como los rayos X, la luz ultravioleta y la radiación visible, hasta la infrarroja y longitudes de onda más largas, como las ondas de radio. La cantidad de radiación solar que llega a la superficie exterior de nuestro planeta está básicamente determinada por nuestra distancia al Sol y es relativamente constante.
El papel de la atmósfera