SALUD RURAL PARA LA POSGUERRA
El sector rural ha llevado la peor parte tanto de las guerras
como del modelo de salud que hemos padecido en el país en
las últimas décadas.
Desde la guerra, basta pintar de rojo en el mapa las regiones
más afectadas, o averiguar por el origen de la mayor parte de
los más de 6.000.000 de desplazados y de la inmensa mayoría
tanto de los soldados rasos como de los guerrilleros muertos
en combate, o saber de dónde provienen casi todos los
huérfanos y las viudas de esta guerra larga y degradada.
Desde la sanidad y la salud, es suficiente con recordar que sólo
3 de cada 4 campesinos colombianos tienen agua potable en
sus casas; que sólo una proporción igual están vacunados
contra la tuberculosis en departamentos como Putumayo,
Cauca y Caquetá; que casi la mitad de la población rural– 44%
según el DANE – vive en la pobreza; que según el más reciente
Plan Nacional de Desarrollo, la pobreza extrema – eufemismo
que traduce: miseria – es 3 veces mayor en el campo que en la
ciudad; que hasta hace poco el Chocó tenía una tasa de
mortalidad materna casi 7 veces superior al promedio
nacional, y que la cobertura del sistema de seguridad social en
salud sólo llega al 58% de la población en Vaupés, al 69% en
Amazonas y al 70% en Guaviare. Tal situación no es exclusiva
de Colombia. Más de la mitad de la población rural del mundo
– el 56% - carece todavía de servicios de salud.
Sería entonces de justicia – a secas, y no sólo transicional – que
en Colombia se le diera al sector rural la prioridad que merece
en la posguerra. A propósito: ¿cuál posconflicto con la
creciente conflictividad político-social que vivimos y que, sin
duda, continuará después de la firma en La Habana? Es más:
ya casi ni podemos soñar con posguerra dadas las inocultables
dificultades para iniciar negociaciones con el ELN.
Pero, volviendo al tema de hoy, los campesinos y campesinas
colombianas merecen una vida digna, tranquila y en paz. Eso
será producto, claro está, de resolver de raíz el problema de la
tierra y los recursos naturales, de reconocer las diversidades
regionales, étnicas y culturales, y de integrar el campo y al
campesinado - indígena, mestizo y afro descendiente - como
protagonistas y no como actores de reparto.
La salud rural de posguerra no debe ser un nuevo intento por
mantener, con nuevos paños de agua tibia, el actual modelo
de salud. La ley 100 de 1993 no reconoció la riqueza de nuestra
diversidad cultural, ni diferenció el campo de la ciudad, ni
pensó en los requerimientos específicos del campesinado
colombiano. Al contrario, formuló un único medicamento – en
mi opinión ya vencido- para todos los males, de todas las
etnias, en todas las regiones. Por tanto, la construcción de una
sociedad en paz debe concretarse en salud en acoger el aporte
milenario del buen vivir de nuestros pueblos aborígenes, con
sus implicaciones de respeto y armonía con todos los seres
vivos, de valoración de la identidad, la solidaridad y la
interculturalidad. Y, a partir de esos postulados y del
reconocimiento efectivo de la salud, no como mercancía sino
como derecho que nos corresponde por el hecho elemental de
ser seres humanos, diseñar entre todos los mecanismos másadecuados para lograr la garantía de la vida y la muerte dignas,
la promoción de la salud, la prevención y atención de las
enfermedades para toda la población, sin discriminaciones, ni
costos onerosos ni enriquecimiento de unos a costa del
sufrimiento de otros.
Esto implica, por supuesto, la superación del dogma mercantil
vigente y la apertura mental, actitudinal y política a otra lógica
de la vida y la salud, tanto en el ámbito individual como en la
esfera pública y social. Sería un enorme salto al futuro, no al
vacío.
1. Luego de leer el texto, “SALUD RURAL PARA LA
POSGUERRA”, el autor deja claro que de manera
permanente a un grupo humano en Colombia se le ha
afectado un derecho humano fundamental.
Selecciona de las siguientes opciones aquella que mejor
aclare el derecho violado y el mecanismo adecuado para
su defensa.
A. Al trabajo, una Tutela
B. A la salud, Habeas Corpus
C. A la salud, Acciones Populares
D. Al trabajo, Acción de Cumplimiento
Respuestas
Respuesta:
es la D espero que te sirva
Explicación:
al trabajo, acción de cumplimiento
Respuesta:
D
Explicación:
El sector rural ha llevado la peor parte tanto de las guerras
como del modelo de salud que hemos padecido en el país en
las últimas décadas.
Desde la guerra, basta pintar de rojo en el mapa las regiones
más afectadas, o averiguar por el origen de la mayor parte de
los más de 6.000.000 de desplazados y de la inmensa mayoría
tanto de los soldados rasos como de los guerrilleros muertos
en combate, o saber de dónde provienen casi todos los
huérfanos y las viudas de esta guerra larga y degradada.
Desde la sanidad y la salud, es suficiente con recordar que sólo
3 de cada 4 campesinos colombianos tienen agua potable en
sus casas; que sólo una proporción igual están vacunados
contra la tuberculosis en departamentos como Putumayo,
Cauca y Caquetá; que casi la mitad de la población rural– 44%
según el DANE – vive en la pobreza; que según el más reciente
Plan Nacional de Desarrollo, la pobreza extrema – eufemismo
que traduce: miseria – es 3 veces mayor en el campo que en la
ciudad; que hasta hace poco el Chocó tenía una tasa de
mortalidad materna casi 7 veces superior al promedio
nacional, y que la cobertura del sistema de seguridad social en
salud sólo llega al 58% de la población en Vaupés, al 69% en
Amazonas y al 70% en Guaviare. Tal situación no es exclusiva
de Colombia. Más de la mitad de la población rural del mundo
– el 56% - carece todavía de servicios de salud.
Sería entonces de justicia – a secas, y no sólo transicional – que
en Colombia se le diera al sector rural la prioridad que merece
en la posguerra. A propósito: ¿cuál posconflicto con la
creciente conflictividad político-social que vivimos y que, sin
duda, continuará después de la firma en La Habana? Es más:
ya casi ni podemos soñar con posguerra dadas las inocultables
dificultades para iniciar negociaciones con el ELN.
Pero, volviendo al tema de hoy, los campesinos y campesinas
colombianas merecen una vida digna, tranquila y en paz. Eso
será producto, claro está, de resolver de raíz el problema de la
tierra y los recursos naturales, de reconocer las diversidades
regionales, étnicas y culturales, y de integrar el campo y al
campesinado - indígena, mestizo y afro descendiente - como
protagonistas y no como actores de reparto.
La salud rural de posguerra no debe ser un nuevo intento por
mantener, con nuevos paños de agua tibia, el actual modelo
de salud. La ley 100 de 1993 no reconoció la riqueza de nuestra
diversidad cultural, ni diferenció el campo de la ciudad, ni
pensó en los requerimientos específicos del campesinado
colombiano. Al contrario, formuló un único medicamento – en
mi opinión ya vencido- para todos los males, de todas las
etnias, en todas las regiones. Por tanto, la construcción de una
sociedad en paz debe concretarse en salud en acoger el aporte
milenario del buen vivir de nuestros pueblos aborígenes, con
sus implicaciones de respeto y armonía con todos los seres
vivos, de valoración de la identidad, la solidaridad y la
interculturalidad. Y, a partir de esos postulados y del
reconocimiento efectivo de la salud, no como mercancía sino
como derecho que nos corresponde por el hecho elemental de
ser seres humanos, diseñar entre todos los mecanismos másadecuados para lograr la garantía de la vida y la muerte dignas,
la promoción de la salud, la prevención y atención de las
enfermedades para toda la población, sin discriminaciones, ni
costos onerosos ni enriquecimiento de unos a costa del
sufrimiento de otros.
Esto implica, por supuesto, la superación del dogma mercantil
vigente y la apertura mental, actitudinal y política a otra lógica
de la vida y la salud, tanto en el ámbito individual como en la
esfera pública y social. Sería un enorme salto al futuro, no al
vacío.
1. Luego de leer el texto, “SALUD RURAL PARA LA
POSGUERRA”, el autor deja claro que de manera
permanente a un grupo humano en Colombia se le ha
afectado un derecho humano fundamental.
Selecciona de las siguientes opciones aquella que mejor
aclare el derecho violado y el mecanismo adecuado para
su defensa.
A. Al trabajo, una Tutela
B. A la salud, Habeas Corpus
C. A la salud, Acciones Populares
D. Al trabajo, Acción de Cumplimiento