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A principios de los años 30, junto con su hermano Georg, un químico, Biro comenzó con el experimento de una pluma que no necesitaría ser rellenada y al mismo tiempo no mancharía las páginas tampoco. El concepto giró alrededor de una bola que se usó en la punta de la pluma y como esta pluma fue movida en el papel, la bola rotaría tirando de la tinta del cartucho.
Esta vez, el diseño de la pluma se aclimataba con practicidad y por lo tanto, los dos hermanos utilizaron un depósito sellado que almacenaría la tinta dentro de la pluma. En términos de consistencia también, la tinta fue cambiada a la tinta de sequía más gruesa y rápida. Como los defectos de diseño se despidieron, fue emitida una patente a Laszlo Biro por el bolígrafo en el año 1938. Bien podría ser resumido, que a pesar de que Laszlo no era el primer inventor de un bolígrafo; él era sin embargo, el exitoso inventor de un perfecto diseño del bolígrafo que ahora es universalmente aceptable.