• Asignatura: Historia
  • Autor: esmeralda8453
  • hace 8 años

cual es el rol de la mujer en la obra el mio cid​

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Respuesta dada por: johanesteban015
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Análisis de las figuras femeninas del Poema de mio Cid[1] Paola D’Avella, Antonella Scarnecchia y Cinzia Xodo El Poema de mio Cid es el primer monumento literario escrito en lengua castellana y pertenece a la poesía épica, caracterizada por la oralidad, un estilo alto, un lenguaje culto y la finalidad de entretener y de transmitir valores universales. Estas características se pueden observar claramente en nuestro poema, donde la acción se desarrolla alrededor del héroe, figura perfecta desde el punto de vista social (valor y honra) y humano (el contexto familiar). Aquí analizaremos la figura de la mujer en el Poema. Las mujeres que desempeñan un papel en la obra son tres: Doña Ximena, mujer del Cid Doña Sol y doña Elvira, hijas del Cid Como todo está centrado en la figura del Cid, las mujeres tienen una función accesoria y son funcionales a los objetivos del protagonista y del poeta. El héroe, a través de las hijas, logra obtener una posición económica y social mejor; el cantor se sirve de los personajes femeninos para enaltecer la figura del protagonista. El autor nos enseña los aspectos domésticos y familiares de la vida del héroe para subrayar su humanidad[2]. No es casual que la acción central consista en el primer casamiento de sus hijas, que causará la venganza del Cid y nuevas bodas más ventajosas. Estos aspectos sirven también para crear una impresión de verosimilitud a nivel humano, que se relaciona con el concepto de “historicidad”[3]. El poeta juega con las emociones para conmovernos y hacernos participar, llevándonos a una identificación emocional con los personajes. Por esto, las primeras bodas, la afrenta de Corpes, el juicio y los duelos (que casi van formando un clímax) representan el núcleo dramático de la historia[4]. Muchas veces se cuentan los acontecimientos a través de los ojos de doña Jimena y de sus hijas (por ej. la entrada en Valencia). Se utiliza este artificio para subrayar momentos de gran dulzura y poesía, delicados y sugestivos, pero también porque los ojos de las mujeres son más sensibles y por esto todo se hace más grande, aun (y sobre todo) la figura del Cid. Además, las tres mujeres se impresionan mucho porque ven por primera vez una ciudad mora y, sobre todo, el mar, que para ellas tiene un valor exótico: esto nos da la idea de la imposibilidad para las mujeres medievales de moverse y viajar. En particular, al entrar en Valecia, los ojos tienen también otro valor: son los primeros ojos de mujeres cristianas que los hombres de la ciudad mora ven después de mucho tiempo[5]. Doña Jimena Todos los gestos del Cid hacia su familia, aun los más naturales, son enfatizados: así el hecho de que él deje toda su ganancia a la mujer antes de irse al exilio es considerado como un gesto de gran merced. Jimena, en este sentido, desempeña un papel muy importante, sobre todo con su conmovedora plegaria en la iglesia antes de que el Cid se marche. En su “Credo”, Jimena relaciona nuestro héroe con un ángel y coloca toda su acción en un plano universal, deseado por Dios[6] y enaltece su figura a nivel sagrado. Las hijas También doña Elvira y doña Sol son utilizadas muy bien por el poeta, en su intención de subrayar las calidades humanas del protagonista. Las dos hijas son obedientes y son consideradas “peones en la lucha para el poder”. El Cid siente por ellas la ternura de un padre, pero las mueve como juguetes en el tablero de la guerra, como cualquier señor medieval hacía con sus mujeres[7]. Y en esto el Cid no tiene ninguna actitud especial o sagrada. Esto se puede ver muy claramente en las bodas de doña Elvira y doña Sol: · sobre ambas bodas, el padre expresa dudas, no por la posible infelicidad de las hijas, sino porque hay diferencias sociales[8] (el Cid pertenece a los infanzones, la categoría más baja de la nobleza); · la ofensa de Corpes es considerada más como un daño económico y social del Cid que de las hijas, a pesar de que hayan sido físicamente maltratadas y abandonada por los maridos[9]; · las segundas bodas se valoran sólo por la posición social, sin considerar la felicidad de las hijas y el fracaso de las primeras bodas[10], que fueron decididas de la misma manera. Los primeros maridos tratan a Elvira y a Sol como objetos, ya que son socialmente inferiores y los maridos se sienten autorizados a maltratarlas. No las matan, pero les dejan cicatrices como signo perpetuo de la ignominia, como si fueran criminales[11]. El Cid no se desespera por esta ofensa, porque ve la posibilidad de venganza y de mejores bodas[12]. El interés económico y social está por encima de todo y las mujeres son objetos sin valor, juguetes en las manos de una sociedad de carácter fuertemente “machista”. En definitiva, las mujeres en el Poema de mio Cid son prototipos femeninos típicos del Medioevo: son pasivas, raras veces tienen voluntad propia y siempre tienen que obedecer a su señor, marido o padre que sea.

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