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El Capítulo “Del hablar pronto o tardío” de Michel de Montaigne trata sobre la diferencia entre las personas que hablan pronto, es decir que no tiene que pensar mucho lo que dicen sino son más elocuentes; y las personas que hablan tardío, es decir que piensan muy bien lo que van a decir meditando y reflexionando antes de hablar.
Estas características de las personas pueden aprovecharse para su vida y en sus profesiones, por lo tanto una persona elocuente que habla pronto podría elegir una profesión como El derecho ya que un abogado puede ser interrumpido y debe improvisar en muchos momentos. En cambio una persona que medita antes de hablar podría escoger una profesión que no tenga que improvisar, sino lo que exprese ya este estudiado y aprendido, como un predicador, el cual nunca se le interrumpe sino siempre dice el mismo guion.
Hay persona que se expresan mucho mejor cuando no tienen ninguna preparación y al ser interrumpidas su elocuencia resulta ser más efectiva, es decir que las facultades de la persona se despiertan por momentos inesperados y fortuitos. O también existen personas que se expresan mucho mejor a través de la inspiración que por el raciocinio.