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En el sacramento del matrimonio, como es común en los demás sacramentos, hay un deber que recae sobre los pastores de preparar adecuadamente a los fieles para su recepción. En el caso de este sacramento se suele concretar mediante una catequesis previa (que en muchas diócesis está organizada en cursos de preparación matrimonia) y una investigación previa que intenta dar cumplimiento al contenido del canon 1066: «antes de que se celebre el matrimonio debe constar que nada se opone a su celebración válida y lícita».
Para ayudar a los pastores en esta tarea previa el Código de Derecho Canónico delega en las Conferencias Episcopales el modo de realizar la investigación previa:
Canon 1067: La Conferencia Episcopal establecerá normas sobre el examen de los contrayentes, así como sobre las proclamas matrimoniales u otros medios oportunos para realizar las investigaciones que deben necesariamente preceder al matrimonio, de manera que, diligentemente observadas, pueda el párroco asistir al matrimonio.
El objetivo de esta investigación, como queda dicho, es comprobar que nada se opone a la celebración del matrimonio. En el caso de este sacramento, no se puede olvidar, la legítima autoridad eclesiástica se pronuncia de vez en cuando sobre la validez o nulidad de este sacramento, lo cual no ocurre en los demás sacramentos. Y la conclusión que se puede extraer es que no son pocas las veces que se celebra inválidamente el matrimonio.