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Perú es el séptimo país en América Latina donde ocurren más feminicidios, con múltiples casos de mujeres dañadas física y psicológicamente.
Si bien el incremento de la violencia contra la mujer impacta al país, no se puede caer en el error de afirmar que todos los causantes de agresión tienen necesariamente algún problema de salud mental.
En los últimos 7 años, los asesinatos y las tentativas de feminicidio aumentaron significativamente. El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) registró más de 16 mil casos de violencia contra las mujeres y atendió 32 casos de feminicidio en lo que va del año en todo el país.
Los Centros de Emergencia Mujer (CEM) del MIMP recibieron 121 casos de feminicidio a nivel nacional y las regiones donde existieron más mujeres amenazadas fueron Lima, Arequipa, Junín y Puno.
“Las personas que cometen estos actos violentos rara vez tienen una enfermedad mental. Nos cuesta aceptar que las personas sin una enfermedad mental también tienen maldad. Esto depende del contexto cultural, de los valores aprendidos, de la forma de ser de la persona, de si tiene o no control de sus emociones”.
“No hay ninguna enfermedad que se caracterice por tendencias incontenibles solo contra mujeres. De modo que el problema de la violencia no es un problema de salud mental sino de una sociedad enferma, pero no en términos de enfermedades como esquizofrenia o psicosis, sino en cuanto a la manera de relacionarse unos con otros”.
El machismo en la sociedad es la causa principal de violencia contra la mujer. “La música de moda tiene letras que alientan la posesión del hombre sobre la mujer”.
La única forma de reconocer algún trastorno mental es mediante el peritaje policial o un diagnóstico clínico. “Un diagnóstico consiste en examinar todas las esferas de la persona en varias sesiones, tanto la profesional como la relación de parejas o la relación con hijos, etc.”, advierte la especialista.
La mayoría de mujeres asesinadas tienen de 18 a 59 años y sus agresores actúan contra ellas por celos o porque no quieren separarse, según indican cifras del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Los homicidas son usualmente convivientes, desconocidos o parejas sexuales. Solo el 6% son enamorados -o novios que no son parejas sexuales- y el 9%, esposos. Algunas mujeres cometen el error de validar los celos de su pareja. La víctima acepta este comportamiento y lo justifica definiéndolo como un enamoramiento sincero, cuando no lo es.
Si bien el incremento de la violencia contra la mujer impacta al país, no se puede caer en el error de afirmar que todos los causantes de agresión tienen necesariamente algún problema de salud mental.
En los últimos 7 años, los asesinatos y las tentativas de feminicidio aumentaron significativamente. El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) registró más de 16 mil casos de violencia contra las mujeres y atendió 32 casos de feminicidio en lo que va del año en todo el país.
Los Centros de Emergencia Mujer (CEM) del MIMP recibieron 121 casos de feminicidio a nivel nacional y las regiones donde existieron más mujeres amenazadas fueron Lima, Arequipa, Junín y Puno.
“Las personas que cometen estos actos violentos rara vez tienen una enfermedad mental. Nos cuesta aceptar que las personas sin una enfermedad mental también tienen maldad. Esto depende del contexto cultural, de los valores aprendidos, de la forma de ser de la persona, de si tiene o no control de sus emociones”.
“No hay ninguna enfermedad que se caracterice por tendencias incontenibles solo contra mujeres. De modo que el problema de la violencia no es un problema de salud mental sino de una sociedad enferma, pero no en términos de enfermedades como esquizofrenia o psicosis, sino en cuanto a la manera de relacionarse unos con otros”.
El machismo en la sociedad es la causa principal de violencia contra la mujer. “La música de moda tiene letras que alientan la posesión del hombre sobre la mujer”.
La única forma de reconocer algún trastorno mental es mediante el peritaje policial o un diagnóstico clínico. “Un diagnóstico consiste en examinar todas las esferas de la persona en varias sesiones, tanto la profesional como la relación de parejas o la relación con hijos, etc.”, advierte la especialista.
La mayoría de mujeres asesinadas tienen de 18 a 59 años y sus agresores actúan contra ellas por celos o porque no quieren separarse, según indican cifras del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Los homicidas son usualmente convivientes, desconocidos o parejas sexuales. Solo el 6% son enamorados -o novios que no son parejas sexuales- y el 9%, esposos. Algunas mujeres cometen el error de validar los celos de su pareja. La víctima acepta este comportamiento y lo justifica definiéndolo como un enamoramiento sincero, cuando no lo es.
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