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EL MACHISMO ES VIOLENCIA DE GÉNERO
Cuando el machismo demuestra su capacidad para adaptarse a los cambios y adquiere nuevos semblantes que nos llevan a hablar de neomachismos, queremos decir, alto y claro, que el machismo es la manifestación naturalizada de las desigualdades entre hombres y mujeres. Una forma de violencia que puede pasar desapercibida pero constituye el caldo de cultivo en el que se desarrollan esas violencias que provocan alarma social. Violencias que sufren especialmente las mujeres y los colectivos que no asumen los modelos de representan la diversidad sexual y/o de género.
El creciente número de mujeres asesinadas y maltratadas, además del dolor y las muertes que producen, sirven para hacer tolerable privilegios y comportamientos machistas cotidianos que las mujeres tienen que soportar en el hogar, la calle, el trabajo, los medios de comunicación, las redes sociales o las Instituciones. Bajo una condena meramente formal de la violencia, un silencio cómplice o incluso un actitud cínica que minimiza y cuestiona los terribles efectos de esta desigualdad, muchos hombres siguen reproduciendo esta cultura depredadora, individualista y competitiva, que sirve para popularizar ideologías reaccionarias en unos sectores y ámbitos donde, bajo otras fórmulas, no podrían llegar.
Es particularmente desmoralizador ver cómo en movimientos sociales y partidos políticos -que se suponen deben liderar la profunda transformación social que acabe con estas injusticias- se siguen produciendo y tolerando cotidianamente comportamientos machistas y neomachistas. De ahí que sea particularmente importante que los hombres que estamos en estos movimientos y organizaciones asumamos un compromiso público y activo contra esta lacra social.