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Hoy me apetece hablaros de algo que suele pasar desapercibido pero que es de vital importancia para estructurar bien una novela o relato: los marcadores textuales. Son preposiciones, conjunciones, adverbios o locuciones que establecen relaciones lógicas entre elementos del texto: frases, párrafos…
Hay muchísimos marcadores, y sirven para muchas cosas: negar (de ninguna manera), afirmar (por supuesto, sin duda…), explicar (es decir), continuar (así pues), concluir (por tanto), dudar (a lo mejor), etc., etc.
Cuando estés escribiendo, cuida mucho estos marcadores, son ellos los que guían de manera sutil al lector por tu obra, los que le dan la pauta sobre el esqueleto de lo escrito y le ayudan a avanzar en la dirección que nos convenga.
Los marcadores más importantes suelen colocarse al comienzo de los párrafos o las oraciones, así que si tienes tu relato, capítulo o novela acabada, échale un ojo para localizarlos, comprobar que están bien usados y eliminar los que sobren. Es una labor de reescritura que tus lectores agradecerán más de lo que piensas.