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1. EVANGELIZAR EL CORAZÓN DE LOS HOMBRES
Todos los católicos sabemos lo importante que es ir a Misa, en especial los domingo, día del Señor, pero también es importante saber que no debe dejarse de lado la misión, además de que eso es lo que significa la palabra Misa, envío, misión, y es lo que también nos ha pedido nuestro Señor Jesucristo, “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación”. (Mc 16,15).
Curiosamente, muchas veces se le da más importancia a la asistencia a cumplir con el rito de asistir a misa que a misionar con la palabra oída en la liturgia y en la prédica, no obstante, cumplida esta parte, hay que poner en practica la misa, es decir la misión y donde más se necesita, en la calle y en la familia.
Creo que cada día debemos tener más conciencia que nuestra misión como cristianos, es evangelizar el corazón de los hombres, animarnos a vivir desde el evangelio y animar con el evangelio y desde el evangelio animar la vida de todos los que nos rodean, la familia, la comunidad, los compañeros de trabajo y la gente en general.
Ciertamente, animar, alentar, confortar, es estimular a los demás y a nosotros mismos a poner corazón en este mundo difícil, y que además no tiene el corazón que todos quisiéramos.
2. HUMANIZAR UN POCO MÁS ESTA DIFÍCIL VIDA
Tenemos una gran tarea, en especial el mundo seglar, el mundo laico, y es la misión de humanizar un poco más ésta difícil vida que nos trae el mundo de hoy, demasiado politizado, consumista, egoísta y sin corazón. Y lo podemos humanizar desde el evangelio, que es la buena noticia que viene desde el mismo corazón de Jesús, de su mismo aliento, palabra que es verdad y promesa de salvación, la Buena Noticia que oímos es para compartirla con los demás, en especial para los más necesitados de aliento, ánimo, alivio y consuelo.
Pero también no se trata, de evangelizar la forma vida de la sociedad, es decir, el evangelio no soluciona los problemas de la sociedad, ni es una receta mágica para solucionar todos nuestros problemas políticos, económicos, culturales, ecológicos, técnicos, etc., no obstante, eso es tarea de los hombres, y los tenemos que resolver entre todo, es decir tenemos que organizarnos para convivir en una sociedad múltiple, con distintos tipos de personas, razas, condición social, de ideas diversas y sin prescindir de nadie porque el Señor ha venido para que todos tengan la oportunidad de salvarse, entonces, lo que se requiere es que pongamos todo nuestro esfuerzo y corazón con amor y fe para ayudar no a cristianizar la sociedad, pero si el corazón de los hombres para que comencemos a organizar una vida más cristiana, es decir más humana y con el corazón como el de Cristo.
3. EL EVANGELIO ES VIDA PLENA Y GOZOSA
Entonces ya es tiempo de salir a misionar desde el evangelio, entregándolo gratuitamente para ganar a los más que pueda (san Pablo) pero siendo muy consciente que el evangelio no representa una disciplina o una cierta ideología, el evangelio es vida plena y gozosa, porque es la Buena Noticia que nos ha traído Jesús, para que la llevemos sin egoísmo a todas partes, a todos los foros públicos, a la vida íntima, a la familia, a las organizaciones donde hacemos vida, al trabajo, a las comunidades, a los lugares y niveles donde se toman importantes decisiones, y en lo posible estar presentes en muchas partes, pero no para imponer nuestro criterio o buscar conquistar una buena imagen, ni menos con la idea de que todos se conviertan al catolicismo, creo que esa no es la idea, pero si es servir y dar a los demás, es decir a todos los seres humanos, sin que salga de nuestra boca palabra dañina, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que nos escuchen. (Efesio 4,29) y comprometernos a estar siempre contra toda injusticia, discriminación, marginación, violación de los derechos humanos, es decir no olvidar de hacer el bien y de ayudarnos mutuamente; ésos son los sacrificios que agradan a Dios. (Hebreos 13,16), y todo esto, porque Jesús mismo nos lo ha pedido, amar a todos como él los amó, y ser servidores de todos.
Con este objeto roguemos en todo tiempo por todos, y que nuestro Dios nos haga dignos de la vocación y lleve a término con su poder todo nuestro deseo de hacer el bien y la actividad de la fe, para que así el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en nosotros y ustedes en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. (Cf 2 Tes 1,11)
"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición". (San Juan de la Cruz)