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La semilla de las plantas poseen en su interior la simiente (palabra que deriva precisamente de "semilla") o embrión de una planta, siendo un elemento de importancia para la multiplicación y la preservación de una especie.
La semilla requiere mecanismos protectores que aseguren la conservación de su contenido, es decir, el embrión que dará origen a otras plantas de su especie. En las plantas angiospermas, encontramos que la semilla esta rodeada por múltiples capas, siendo algunas de estas gruesas y fibrosas, constituyendo lo que conocemos normalmente como pulpa de la fruta.
La razón por la que las semillas se encuentran dentro de la fruta es para proteger y mantener fresco, o en condiciones óptimas, su contenido, hasta el momento en que sea liberada en terreno fertil para dar origen a una nueva planta.
La semilla requiere mecanismos protectores que aseguren la conservación de su contenido, es decir, el embrión que dará origen a otras plantas de su especie. En las plantas angiospermas, encontramos que la semilla esta rodeada por múltiples capas, siendo algunas de estas gruesas y fibrosas, constituyendo lo que conocemos normalmente como pulpa de la fruta.
La razón por la que las semillas se encuentran dentro de la fruta es para proteger y mantener fresco, o en condiciones óptimas, su contenido, hasta el momento en que sea liberada en terreno fertil para dar origen a una nueva planta.
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