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Interesados en desarrollar proyectos que impacten en la creación de actitudes artísticas diferentes, los artistas Héctor y Néstor Quiñones han reactivado el emblemático espacio defeño conocido como La Quiñonera. Ubicada en la calle de Santa Cruz 111, en el barrio de La Candelaria, Coyoacán, La Quiñonera fue, durante la pasada década de los años ochenta y primeros de los noventa, un lugar relevante para la gestación y desarrollo del escenario neoconceptual del arte contemporáneo mexicano.
Hogar de los Quiñones, estudio de rockeros y cineastas –las insólitas imágenes de Aurora y Alfonso Cuarón–, taller de pintores y objetualistas –Rubén Ortiz, Mónica Castillo, Diego Toledo, entre otros–, punto de reunión de promotores y curadores –Rubén Bautista, Guillermo Santamarina– y galería alternativa para artistas de diferentes generaciones –Helen Escobedo, Aceves Navarro, Gabriel Orozco–, La Quiñonera fue un referente que antecedió la institucionalización y cooptación mercantil tanto de la joven pintura de esos años, como de las prácticas vinculadas con estéticas postconceptuales