Respuestas
El arte del siglo XX está unido al avance industrial, a la modernización de la sociedad y al expansionismo. Acontecimientos que durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX le dieron al mundo la posibilidad de intercambiar ideas, imaginarios, imágenes y tendencias. El arte entra, en efecto, en este juego de conocimientos y reconocimientos, de avances y de comprensión de lo que existía por fuera de los límites de cada nación.
Los inicios del siglo XX no trajeron sólo la proliferación del interés por el arte, trajeron el fortalecimiento de la industria y la tecnología, resultado de la Revolución Industrial. Esos cambios dieron origen a transformaciones a nivel social, cultural, económico y político e iniciaron una de los más poderosas reformas sociales, el nacimiento de la cultura burguesa. Una cultura que gestó la revolución social y política de la industrialización, del capitalismo, que se evidenció en innovaciones esenciales para la ciencia y para el arte en todas sus expresiones.
El nuevo siglo concentrará sus propuestas en las ciudades y dejará la mirada al campo en otro renglón. Las ciudades se transforman en núcleos difusores de estilos y tendencias, de entendimiento de lo que está sucediendo dentro y fuera de cada país. Es en los escenarios del arte del siglo XX donde se crean, discuten y analizan todos los procesos sociales, entre ellos el arte.
Colombia no es la excepción. Desde finales del siglo XIX el país estaba pasando por un auge artístico; ciudades como Bogotá y Medellín albergaban a los artistas que se habían consagrado durante el siglo anterior y que le estaban facilitando las herramientas a las nuevas generaciones.
Pintores y escultores de la escuela clásica se dedicaban a imprimir en sus obras la majestuosidad que las élites del país querían reflejar. Efecto retratista que siguió hasta las dos primeras décadas del siglo XX, en gran parte producto de las influencias que tuvieron sobre esta fase artistas como Ricardo Bernal, Francisco A. Cano, Epifanio Garay, Pantaleón Mendoza, Inés Acevedo y Blanca Sinisterra, quienes desde las ultimas décadas del siglo XIX se dedicaron a llevar las riendas del trabajo artístico en el país. Trabajo que se vio plasmado en la constitución de las dos escuelas de Bellas Artes más importantes ubicadas en Medellín y Bogota; que se caracterizaron por su tradición académica ligada al retratismo, el arte religioso y el paisajismo.
Para ese momento el mundo vivía el florecimiento de nuevas tendencias artísticas. Cubismo, Expresionismo, Futurismo, Dadaísmo, desarrollados antes de la Primera Guerra Mundial, y el Surrealismo, instaurado tras la Segunda Guerra Mundial, dieron las bases para el universo artístico del resto del siglo XX. Todos los artistas tenían que conocer las técnicas, y para estar a la vanguardia, apropiarlas a sus contextos culturales. Colombia no sufrió, a ese respecto, un transcurso particular.
Sin embargo, tras la Guerra de los mil días, a nivel nacional, la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión económica de 1929 y la Segunda Guerra Mundial, en términos internacionales, el panorama se transformó. Se conocían las influencias extranjeras, pero no se adoptaban. Una forma de apoyar el proteccionismo económico adoptado por los gobiernos del país en aquellos años.
Se dio entonces por carámbola una especie de proteccionismo cultural que les permitió a los artistas colombianos alumbrarse con los rescoldos decimonónicos de las primeras décadas del siglo XX. Tal como afirma Carolina Ponce de León en su libro El Efecto Mariposa, en ese momento existía una relación estrecha entre el arte y el poder, que era definida por conceptos y términos eurocéntricos.
Sin embargo no pudieron las severas tendencias tradicionalistas de entonces detener el impetuoso paso del capitalismo, que logró calar en la sociedad colombiana. Ese gigante trajo consigo reformas y nuevas miradas económicas, a la par de cambios sociales y culturales que se vieron lentamente manifestados en las obras de los artistas nacionales. De esta manera esa modernidad fue impregnando el alma tradicional de los intelectuales que, aunque en muchos casos se resistieron a las influencias externas, terminaron por ceder ante la magnitud del invasor.
Respuesta:
Si si esta vi en lo que te respondió me puse a leer y si esta vien