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ORÍGENES
La base del español es el latín vulgar, propagado en España desde fines del siglo III a.C., que se impuso a las lenguas ibéricas. Los abundantes documentos que nos quedan del latín provienen de los textos literarios. Pero si queremos conocer los verdaderos orígenes de nuestra lengua, tenemos imaginar como hablaban en el Imperio, ya que las lenguas romances no derivan del latín escrito sino del latín hablado en las calles y en las plazas. Y las diferencias entre una y otra variedad lingüística son importantes. En el aspecto fónico, el latín literario diferenciaba diez vocales (cinco largas y cinco breves) y esa longitud de la vocal podía modificar el significado de una palabra. El latín oral reemplazó esa distinción por el acento de intensidad, que persiste como rasgo distintivo de nuestra lengua. En el plano morfológico, los sustantivos y los adjetivos se declinaban, lo que significa que adoptaban una terminación diferente según cual fuera la función que desempeñaban en la oración. Esta característica del latín literario era reemplazada en el latín oral por un aumento en la cantidad de preposiciones, tal como sucede en el castellano actual. En lo referente al aspecto sintáctico, el latín literario empleaba con frecuencia el hipérbaton, en tanto que el latín oral ordenaba la oración con una regularidad casi constante y similar a la de nuestra lengua. Una relación lógica por parte, si se tiene en cuenta que una lengua evoluciona y se modifica con mayor dinamismo en su variante oral que en la escrita.
Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en las costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el siglo VII a.C.; además, voces helénicas han entrado en el español en diferentes momentos históricos. Los orígenes de nuestra lengua se remontan muchos siglos antes de nuestra era. Se supone que los primeros habitantes de lo que hoy es la península ibérica (España y Portugal), se establecieron a los lados de los Pirineos (cadena montañosa entre Francia y España). Estos grupos humanos hablaron una lengua que sobrevive en el idioma vasco (Vasconia). En otra región geográfica -costa de Levante- se establecieron los Íberos, de cuyo nombre tomó el propio la península. Su cultura probablemente provenía de las costas africanas.
LOS PRIMEROS INVASORES DE LA PENINSULA
Antes de la llegada de los romanos, la península ibérica estaba poblada por diversas comunidades. Se agrupaban diversos pueblos que poseían una lengua común, la vascuence. En el sur, los nativos establecían relaciones comerciales con los fenicios.
Hacia el siglo VII a. C. Los Celtas, provenientes del sur de Alemania, invadieron la península y se establecieron en Galicia y Portugal. Fusionados con los íberos formaron el grupo de los Celtíberos. La invasión Germánica
En el año 409 se produjo en España la invasión de pueblos procedentes del norte, los visigodos, y entraron en la península por los Pirineos. Se instalaron principalmente en la meseta castellana. En un principio no se unían con los pobladores hispano - romanos, pero con el tiempo se fueron romanizando. Mantuvieron su lengua, aunque recibieron influencias que, en el caso del castellano, se advierten principalmente en el léxico. La influencia Vasca
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ExplicaORÍGENES
La base del español es el latín vulgar, propagado en España desde fines del siglo III a.C., que se impuso a las lenguas ibéricas. Los abundantes documentos que nos quedan del latín provienen de los textos literarios. Pero si queremos conocer los verdaderos orígenes de nuestra lengua, tenemos imaginar como hablaban en el Imperio, ya que las lenguas romances no derivan del latín escrito sino del latín hablado en las calles y en las plazas. Y las diferencias entre una y otra variedad lingüística son importantes. En el aspecto fónico, el latín literario diferenciaba diez vocales (cinco largas y cinco breves) y esa longitud de la vocal podía modificar el significado de una palabra. El latín oral reemplazó esa distinción por el acento de intensidad, que persiste como rasgo distintivo de nuestra lengua. En el plano morfológico, los sustantivos y los adjetivos se declinaban, lo que significa que adoptaban una terminación diferente según cual fuera la función que desempeñaban en la oración. Esta característica del latín literario era reemplazada en el latín oral por un aumento en la cantidad de preposiciones, tal como sucede en el castellano actual. En lo referente al aspecto sintáctico, el latín literario empleaba con frecuencia el hipérbaton, en tanto que el latín oral ordenaba la oración con una regularidad casi constante y similar a la de nuestra lengua. Una relación lógica por parte, si se tiene en cuenta que una lengua evoluciona y se modifica con mayor dinamismo en su variante oral que en la escrita.
Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en las costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el siglo VII a.C.; además, voces helénicas han entrado en el español en diferentes momentos históricos. Los orígenes de nuestra lengua se remontan muchos siglos antes de nuestra era. Se supone que los primeros habitantes de lo que hoy es la península ibérica (España y Portugal), se establecieron a los lados de los Pirineos (cadena montañosa entre Francia y España). Estos grupos humanos hablaron una lengua que sobrevive en el idioma vasco (Vasconia). En otra región geográfica -costa de Levante- se establecieron los Íberos, de cuyo nombre tomó el propio la península. Su cultura probablemente provenía de las costas africanas.
LOS PRIMEROS INVASORES DE LA PENINSULA
Antes de la llegada de los romanos, la península ibérica estaba poblada por diversas comunidades. Se agrupaban diversos pueblos que poseían una lengua común, la vascuence. En el sur, los nativos establecían relaciones comerciales con los fenicios.
Hacia el siglo VII a. C. Los Celtas, provenientes del sur de Alemania, invadieron la península y se establecieron en Galicia y Portugal. Fusionados con los íberos formaron el grupo de los Celtíberos. La invasión Germánica
En el año 409 se produjo en España la invasión de pueblos procedentes del norte, los visigodos, y entraron en la península por los Pirineos. Se instalaron principalmente en la meseta castellana. En un principio no se unían con los pobladores hispano - romanos, pero con el tiempo se fueron romanizando. Mantuvieron su lengua, aunque recibieron influencias que, en el caso del castellano, se advierten principalmente en el léxico. La influencia Vascación: