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La expansión geográfica de Portugal e Inglaterra se da por las mismas razones: el auge del comercio que llevó a explorar nuevas rutas comerciales y el poderío naval que tenían ambas naciones.
El Imperio británico de ultramar logró su expansión gracias al poderío marítimo de la Royal Navy, la cual comienza a crecer en el reinado de Enrique VII entre 1485 y 1509; se establece para la marina mercante británica un moderno sistema que fomentó el crecimiento de los astilleros y la navegación de la isla de Bretaña, por lo que fue posible comenzar las bases de las instituciones mercantiles necesarias para asentar el poder del Imperio como la Massachusetts Bay Company o la British East India Company. Toda esa aventura imperial inicia con las líneas comerciales para el comercio de la lana.
Además de la ganancia comercial y dominio de ultramar, el Imperio Británico caracterizó también su expansión geográfica no solo en las riquezas naturales y la fuerza de trabajo, sino en el establecimiento de colonias penales con el objetivo de realizar establecimientos penitenciaros de trabajo forzados en lugares remotos (Australia fue por mucho tiempo una colonia penal) y generar mano de obra barata.
La expansión británica se divide en “Primer Imperio británico” donde la inclinación fue a América durante los siglos XVII y XVIII, y el “Segundo Imperio británico” que se centró en Asia y África a partir del siglo XVIII debido a la pérdida de las 13 Colonias de Norteamérica. También cambió su orientación económica, siendo en la primera el mercantilismo y la segunda el liberalismo económico.
Con el caso portugués, la expansión se da en un contexto donde Portugal era de las naciones menos afectada por la lucha contra los musulmanes y estaba vitalmente vinculada al mar, al estar de un extenso litoral y ser un territorio estrecho. Los primeros pasos fue el establecimiento de la formación marinera, donde el infante don Enrique el Navegante crea la Escuela de Sagres y comienzan a salir los primeros navegantes que abrieron el mundo a los europeos, lo que los lleva a monopolizar el comercio con Oriente. Esto último es lo que lleva a buscar nuevas rutas comerciales; el incremento abrupto del costo de productos asiáticos debido al control que tenían los musulmanes en su comercialización llevó a Europa a buscar maneras alternas de llegar a Asia sin tenerlos como intermediarios.
La primera expansión de Portugal fue hacia la Isla de Madeira, que resultó increíblemente rentable a la economía lusa por la producción de caña de azúcar y vid. En 1415 el príncipe Enrique de Portugal da inicio al plan sistemático de exploración, siendo el primer objetivo África con la toma de Ceuta (Marruecos), lo que significaba un dominio clave del estrecho que llevaba al oro. La búsqueda de esclavos, oro, marfil, caballos y nuevas conexiones comerciales que pudieran controlar fue la principal motivación de la expansión, que les brindó la oportunidad de descubrir la ruta marítima alrededor de África hacia la India y el resto de Asia.
La principal y más grande característica de la expansión lusa es el dominio comercial y las riquezas que garantizaban las posesiones de ultramar, lo que lo asemeja al caso británico. Los portugueses fueron por algunos años los dueños de la Ruta de Especies, dominaban el Mar Rojo y tuvieron hegemonía marítima absoluta en Oriente. Su llegada a lo que hoy es Brasil les permitió aún mayor acceso a recursos naturales como el oro, las piedras preciosas, la caña de azúcar, y el café.