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Tucídides a pesar de sus méritos indudables, no se ha podido llevar el título de padre de la historia, porque Heródoto se le anticipó.
No hay certeza absoluta de que Heródoto fuese el primer historiador griego, pues él mismo se refiere a Hecateo de Mileto como precedente. El propio Hecateo parece referirse a sus precursores cuando dice: “Hecateo de Mileto dice: Múltiples y risibles son los discursos de los griegos; yo, empero, Hecateo, digo lo siguiente.” Lo que se confirma porque cuando Heródoto se refiere a Hecateo y otros que elaboraron mapas lo dice en plural: “los jonios”.
Heródoto también menciona a un tal Dionisio, también de Mileto, que habría escrito dos libros acerca de los persas (Persika) de antes y después de Darío. También se conservan noticias de un tal Janto, que escribió una historia de Lidia, y de dos autores que no es seguro si son anteriores o posteriores a Tucídides: Carón de Lámpsaco y Damastes de Sigeo, que al parecer escribió un libro que hoy nos parecería interesantísimo acerca de los antepasados de los héroes que combatieron en Troya.
Todos estos autores son asiáticos, detalle que ha sido señalado por Momigliano, quien propone un problema, “más fácil de plantear que de resolver”, acerca de la influencia oriental, bajo dominio persa, como impulso para la historiografía griega. “Cuando Hecateo se refiere a los discursos risibles de los griegos (a las historias épicas y a los textos de Homero) habla como jonio de Asia Menor, bajo una fuerte influencia persa.
También, por supuesto, habría que contar entre los precedentes de Tucídides a Helánico de Mitilene o Lesbos, al que Tucídides critica en su obra, que escribió una historia del Ática hacia el –405 y muchos otros libros, entre ellos una Atlantida, aunque probablemente no se trata de la Atlántida de Platón, sino de la genealogía del titán Atlas.
Roussel, para terminar con este asunto, da una lista de historiadores elaborada por Dionisio de Halicarnaso, ya en época de Augusto, y que se suponen anteriores o contemporáneos de Tucídides: Egeón de Samos, Dioco de Proconeso, Eudemo de Paros, Damocles de Figela, Hecateo de Mileto, Acusilao de Argos, Carón de Lámpsaco, Meleságoras de Calcedonia, Helánico de Lesbos, Damastes de Sigeo, Jenómedes de Quíos y Janto de Lidia. El propio Roussell añade a Antíoco de Siracusa, “cuya historia de Sicilia fue sin duda consultada por Tucídides”.