Respuestas
Desde tiempos remotos la humanidad ha vivido en sociedad, por un lado para poder sobrevivir a los peligros que le rodeaban y, por otro a la necesidad de relacionarse emocionalmente con sus semajantes (amistad, amor, comunicación…) .
Integrarse en una sociedad es muy complicado, ya que la gente está tan acomodada en su entorno conocido que, al ver novedades y nuevas costumbres, se preocupan. Cualquier cambio que pone en duda sus valores intentan evitarlo lo mejor que pueden. Esto es debido al miedo y a la inseguridad, y en muchos otros casos, a los prejuicios infundados o no de esta comunidad. Aceptar los recien llegados a su vida es dificil y más cuando son numerosos, cuando no se ven como una novedad sino como una “invasión”. Pocos es exótico, muchos son miedo y por ello hay rechazo.
No todo los individuos en una misma sociedad actúan de la misma manera. Siempre encontramos un grupo en el que los recién llegados son aceptados y respetados. No los viven como una amenaza sino como unos iguales que merecen el apoyo y la oportunidad de integrarse en su nuevo colectivo.
Actualmente la Humanidad civilizada está corrompida por el egoísmo y el interés. El objetivo que tienen muchas personas es el agruparse con otros para sacar el máximo provecho de los imigrantes y una vez han conseguido lo que quieren van a buscar a otros. Pero, volviendo a lo dicho anteriormente, no todas las personas actúan de esta manera. Con esfuerzo y dedicación intentan humanizar al máximo posible la sociedad y anular la indiferencia y el interés que nos rodea.
Años atrás no se vivia con tanto egoísmo, las personas se ayudaban entre ellas sin buscar nigún favor a cambio. Cuando un individuo estaba en peligro recurría a otros para que le ayudaran. Éste fue el caso de España durante la Guerra Civil, donde muchas familias se ayudaron entre ellas para seguir adelante.