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“… Educador, escritor, diplomático, político, gremialista y funcionario internacional. Como decano de la Facultad de Filosofía, su trabajo intelectual hizo de esta casa de estudios un referente en la formación de docentes a nivel nacional.”
Así lo describen en el Centro Cultural de la Universidad Central del Ecuador a Emilio Uzcátegui quien vislumbra a la ciencia como el camino a la emancipación de la mente.
El Dr. Emilio Uzcátegui, nace y muere en Quito (del 11 de mayo de 1899 al 12 de julio de 1986).
En una de sus obras, Fundamentos de la Educación Activa, 1967. Describe a la educación activista como el modelo pedagógico que prepara a los y las estudiantes para la vida. “…La biología y la psicología genética nos comprueba a cada paso que la vida es movimiento, que el movimiento es factor importante en el desarrollo del ser, que la actividad no solo mantiene sino que genera placer y que el placer estimula el desarrollo, por lo que es evidente que la actividad es causa de desarrollo” Uzcátegui,1967. Emilio Uzcátegui refiere a dicha “actividad” como todos aquellos fenómenos y procesos bio-psico-sociales por lo que el ser humano transita en su vida, es decir las actividades que se desarrollan desde los reflejos sicomotrices que experimenta un niño al jugar hasta la comprensión de la complejidad de la interacción social.
En el mismo año, en su libro: Introducción a una pedagogía científica, narra al hombre como sujeto activo de la educación, es decir sólo se educa al ser humano. Y cita a Heinz Woltereck cuando arriba a la conclusión: “Una cosa gana cada día más verosimilitud, gracias a los nuevos descubrimientos de la física atómica, de la bioquímica, de la investigación de los virus, etc.: la sospecha de que existe una sola línea desde las fases más simples de la materia inorgánica hasta las formas más altas de la vida”.
No cabe duda que Emilio Uzcátegui García, predijo el mundo al que depararíamos, es decir y desde el lente de la educación, las sociedades se forjan por constructo histórico social, ya que las visiones del mundo entrarán en conflicto y emergerán paradigmas de desarrollo alternativos. Uno de ellos es el modelo contextual constructivista, con su propósito de “comprender para transformar”, y como lo describe (José De Sousa, 2007) en donde la “visión contextual de mundo: el mundo es una trama de relaciones y significados entre diferentes formas y modos de vida. El desarrollo es un proceso contextual de creación de felicidad y bienestar inclusivo, generando bienes y servicios y construyendo significados culturales y espirituales que dan sentido a la existencia—civilización del ser. Es relevante comprender los procesos de interacción social a través de los cuales diferentes grupos de actores construyen sus percepciones de la realidad, además de comprender los procesos físicos, químicos y biológicos que funcionan independientes de la interpretación e intervención humana”. El aprendizaje para la innovación es contextual, lo que implica formar constructores de caminos, que aprenden en interacción con el contexto, inventando desde las historias, experiencias y saberes locales, para no perecer imitando desde los diseños globales creados en otros lugares, por otros actores y en otros idiomas. No hay desarrollados ni subdesarrollados; todos fuimos, somos y seremos “diferentes”.
En tal virtud, será la práctica científica aquella actividad humana impregnada de valores e intereses, necesaria para negociar los valores éticos y estéticos que deben prevalecer en la intervención de valores e intereses humanos. En donde la emoción (los deseos, valores, motivos, pasiones, etc.) sea la fuente de la acción, más que la razón; la razón es únicamente un regulador de la acción. Todo esto para que nos conlleve imprescindiblemente a cambiar las “personas” que cambian las “cosas”,y no lo contrario.