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Bajo el nombre de hipoxia se le conoce a la falta de oxígeno en el organismo humano.
Los deportistas al someterse a esfuerzos físicos de intensidades altas son víctimas en variadas ocasiones de este mal. Y atletas como los nadadores son de los más afectados por esta situación.
Ante esto, los expertos elaboraron un tipo de entrenamiento llamado hipóxico en donde se busca que los deportistas puedan nadar a grandes velocidades y que su rendimiento no se vea afectado por disminuir la respiración.
“En pruebas de velocidad la cantidad de respiraciones que se hacen deben disminuir para no perder el ritmo ni la velocidad, ya que al respirar se genera una mayor resistencia”, dijo la entrenadora de natación Melissa Solano.
Es decir, al tener que acostumbrar al cuerpo a poder ejercitarse bajo una respiración más escasa nos hará ir asimilando esta situación y poder desempeñarnos correctamente dentro del agua.
Sin embargo, las ganancias de este entreno van aún más allá.
“Este tipo de entrenamiento sirve para mejorar la técnica de brazada porque hay más tiempo para visualizar el movimiento de los brazos y la entrada de las manos al agua”, agregó la especialista.
Además, si realiza este tipo de sesiones deportivas logrará alejar inconvenientes como el aumento del ritmo cardiaco que en las situaciones más adversas podría desencadenar un problema severo en el corazón.
Sin dejar de lado, hacer movimientos más pesados (brazadas y patadas) y la fatiga muscular será más probable que se presente pues el oxígeno funciona como un combustible que es el que hace que los grupos musculares puedan dar un buen rendimiento.
Con ayuda de la entrenadora elaboramos cuatro ejemplos (ver recuadro) para mejorar la capacidad anaeróbica del organismo.
Plan para hacer diferentes ejercicios acuáticos hipóxicos
Nadar los últimos 100 metros de su plan de entrenamiento respirando la menor cantidad de veces posibles es una forma de empezar a acostumbrarnos.
Primero realice una piscina totalmente sin respirar y luego otra a su velocidad máxima por 200 metros para que sea significativo.
En la primera piscina respirar cada tres brazadas. En la segunda, cada cinco brazadas y la siguiente cada siete. Incluso, si su nivel es bueno, puede hacerlo cada nueve u once.
Realizar la máxima cantidad de piscinas que pueda en forma de “submarino”, que consiste en sumergirse bien abajo y nadar la mayor extensión posible.