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6
El autestima es como te sientes por dentro ejemplo estas molesta o no te sientes feliz contigo misma tienes bajo autestima, estas contenta como eres no te importan lo que te digan tienes buena autestima.
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11
A IMPORTANCIA DE ENCAJAR
Posted by Milesdetextos on jul 28, 2014 in Moralejas para papás | 2 comments

Desde que nacemos tenemos la necesidad de encajar, de ser aceptados, de encontrar nuestro espacio.
Todos deseamos ser queridos. Con esa certeza se reafirma la seguridad, que vamos forjando, en nosotros mismos.
Pero encajar y ser aceptado tiene a veces un coste emocional. No siempre es sencillo. En ocasiones es imprescindible satisfacer los gustos de otras personas… que no siempre coinciden con los nuestros. Si cuando nos sentimos excluidos, o rechazados, renunciamos a ser tal y como somos con el fin de ser aceptados … esa necesidad puede convertirse en un terrible desgaste y en una tarea frustrante.
Por eso, cuando veo a algún niño excesivamente preocupado por “encajar”, por ser como los demás… suelo decirle que cuando se busca la atención y la aceptación… no es tan importante dar con las personas adecuadas… como lo es dar con el espacio, el momento y el lugar adecuados. Y para explicarle por qué digo eso le pongo el ejemplo de una planta silvestre que crece con una fuerza fuera de lo normal. Y le explico que esa virtud que es vista como una cualidad en la jardinería, se considera un defecto en la agricultura.
La Ipomea es una planta trepadora que da unas flores de un azul-violeta maravilloso que sólo se abren cuando brilla el sol. Por eso la gente las llama Campanas de Día. Crece muy rápido. Sus tallos son delgados y muy flexibles y es capaz de trepar por cualquier superficie. Se apoya en el más pequeño resquicio.
Cualquiera que encontrase una ipomea llena de flores en un jardín estaría de acuerdo en que es una de las plantas más bonitas que ha visto.
Sin embargo, esa preciosa planta, con esas flores delicadas como de seda… se considera una mala hierba si aparece en un huerto y se arranca sin piedad. Las plantas cuyo crecimiento puede afectar al desarrollo normal de la producción agrícola son consideradas malas hierbas. Los agricultores no quieren en sus huertos ninguna planta improductiva que quite espacio y alimento a otras plantas.

Y después de explicar que esa preciosa planta se admira o se arranca en función del lugar en el que crezca… le explico que si esas personas de las que tanto le preocupa conseguir la aprobación no saben valorar su maravillosa forma de ser es porque esa persona es un huertano… y no un jardinero. Y le digo que no debe tener miedo a ser diferente 
El rechazo genera tristeza, miedos e inseguridades y puede provocar heridas difíciles de curar. Por otro lado si, para agradar a los demás, nos apartamos en exceso de lo que de verdad somos… nos estamos alejando de nuestra singularidad, que se forma tanto con nuestras virtudes como con nuestros defectos. Si ocultamos nuestras ideas y emociones por temor a ser rechazados, terminamos encarcelados en una necesidad absurda de control, perdemos espontaneidad y entorpecemos la posibilidad de crear relaciones sinceras.
Tratemos de ayudar a los niños a hacer un buen balance entre la necesidad de aprobación externa y la importancia de aceptarse y quererse.
Y, sobre todo… ayudémosles a buscar el espacio en el que encajan sin esfuerzo.
Posted by Milesdetextos on jul 28, 2014 in Moralejas para papás | 2 comments

Desde que nacemos tenemos la necesidad de encajar, de ser aceptados, de encontrar nuestro espacio.
Todos deseamos ser queridos. Con esa certeza se reafirma la seguridad, que vamos forjando, en nosotros mismos.
Pero encajar y ser aceptado tiene a veces un coste emocional. No siempre es sencillo. En ocasiones es imprescindible satisfacer los gustos de otras personas… que no siempre coinciden con los nuestros. Si cuando nos sentimos excluidos, o rechazados, renunciamos a ser tal y como somos con el fin de ser aceptados … esa necesidad puede convertirse en un terrible desgaste y en una tarea frustrante.
Por eso, cuando veo a algún niño excesivamente preocupado por “encajar”, por ser como los demás… suelo decirle que cuando se busca la atención y la aceptación… no es tan importante dar con las personas adecuadas… como lo es dar con el espacio, el momento y el lugar adecuados. Y para explicarle por qué digo eso le pongo el ejemplo de una planta silvestre que crece con una fuerza fuera de lo normal. Y le explico que esa virtud que es vista como una cualidad en la jardinería, se considera un defecto en la agricultura.
La Ipomea es una planta trepadora que da unas flores de un azul-violeta maravilloso que sólo se abren cuando brilla el sol. Por eso la gente las llama Campanas de Día. Crece muy rápido. Sus tallos son delgados y muy flexibles y es capaz de trepar por cualquier superficie. Se apoya en el más pequeño resquicio.
Cualquiera que encontrase una ipomea llena de flores en un jardín estaría de acuerdo en que es una de las plantas más bonitas que ha visto.
Sin embargo, esa preciosa planta, con esas flores delicadas como de seda… se considera una mala hierba si aparece en un huerto y se arranca sin piedad. Las plantas cuyo crecimiento puede afectar al desarrollo normal de la producción agrícola son consideradas malas hierbas. Los agricultores no quieren en sus huertos ninguna planta improductiva que quite espacio y alimento a otras plantas.

Y después de explicar que esa preciosa planta se admira o se arranca en función del lugar en el que crezca… le explico que si esas personas de las que tanto le preocupa conseguir la aprobación no saben valorar su maravillosa forma de ser es porque esa persona es un huertano… y no un jardinero. Y le digo que no debe tener miedo a ser diferente 
El rechazo genera tristeza, miedos e inseguridades y puede provocar heridas difíciles de curar. Por otro lado si, para agradar a los demás, nos apartamos en exceso de lo que de verdad somos… nos estamos alejando de nuestra singularidad, que se forma tanto con nuestras virtudes como con nuestros defectos. Si ocultamos nuestras ideas y emociones por temor a ser rechazados, terminamos encarcelados en una necesidad absurda de control, perdemos espontaneidad y entorpecemos la posibilidad de crear relaciones sinceras.
Tratemos de ayudar a los niños a hacer un buen balance entre la necesidad de aprobación externa y la importancia de aceptarse y quererse.
Y, sobre todo… ayudémosles a buscar el espacio en el que encajan sin esfuerzo.
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