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Ayer, por segundo año consecutivo, el Ministerio de Cultura inauguró la Semana de la Diversidad Cultural y Lingüística. Son siete días de actividades a escala nacional que celebran nuestra diversidad y promueven la valoración positiva de nuestras expresiones culturales.
Espacios de difusión como la Semana de la Diversidad son de especial importancia debido a las características de nuestro país: pluricultural y multiétnico. Mario Vargas Llosa ha dicho que el Perú tiene el extraordinario privilegio de no tener una identidad porque las tiene todas. Y es cierto: los peruanos y peruanas hablamos español, shipibo, quechua y 45 lenguas más; bailamos huaylarsh, marinera, zamacueca y un número incontable de otras danzas; y experimentamos nuestras distintas etapas de vida a través de conocimientos particulares transmitidos de generación en generación.
Por ejemplo, esto es notable en el caso de nosotras las mujeres. La gran mayoría de madres urbanas –como yo– decidimos dar a luz a nuestras hijas recostadas en una cama, pero no sucede los mismo con un sector considerable de mujeres rurales en los Andes y la Amazonía, las cuales prefieren alumbrar a sus niños en cuclillas, como sus madres las alumbraron a ellas.
En el pasado, esta práctica tradicional intentó ser “corregida”, restando incentivos a las mujeres para acudir a los centros de salud durante su gestación. No obstante, en el 2005 el Ministerio de Salud aprobó la Norma Técnica para la Atención del Parto Vertical, el cual ha permitido a cientos de madres gestantes tener un parto institucional sin que esto signifique abandonar sus costumbres ancestrales.
El parto vertical ilustra que si bien nuestra diversidad debe ser motivo de orgullo y componente esencial de nuestro desarrollo, no debemos perder de vista que esta conlleva retos importantes para la gestión pública. El Estado tiene que generar las capacidades necesarias para adecuar sus políticas a los diversos contextos y a los modos de vida de los ciudadanos. Esto compromete, naturalmente, brindar atención en lenguas indígenas allí donde sean predominantes.
Es importante destacar que en los últimos años se han dado pasos en este sentido. Ejemplos son la creación de los Registros Civiles Bilingüe Castellano-Jaqaru y Castellano-Awajun (en línea) por parte del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), así como la administración de justicia en quechua y aimara por parte de las cortes de justicia de Puno y Ayacucho. En Loreto, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social avanzan, en coordinación con dos gobiernos distritales, en la implementación de un canal de atención a los usuarios de Pensión 65 en la lengua kukama-kukamiria.
Servicios con enfoque intercultural, bilingües y libres de discriminación son fundamentales para preservar nuestra diversidad sin que esto signifique barreras o falta de oportunidades para los peruanos que viven en una comunidad campesina de Apurímac o una localidad afrodescendiente en Piura. También son fundamentales para hacer de nuestra diversidad un activo para el desarrollo y la consolidación de nuestra democracia. Un Perú para todos y todas, iguales en la diferencia.