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Respuesta:
holaa-!!
Explicación:
Zapatero, a tus zapatos
Vaya esta introducción para indicar que el profesorado nunca se queja de estar, en cierto modo, en el ojo del huracán. Forma parte de nuestra profesión
Quienes nos dedicamos a este mundo proceloso de la educación somos conscientes del papel central que ocupamos entre la ciudadanía. No, no se trata de exagerar la importancia de nuestra profesión ni compararla con otras, tanto o más necesarias para la adquisición de los valores, conceptos y herramientas que ayuden al ser humano a ser precisamente eso, humano. Por no aburrir al personal lo resumiría en que como educadoras/educadores contribuimos con nuestra dedicación a conformar una sociedad más solidaria, equitativa y justa. Con nuestras virtudes y defectos. Los/as más y lo/as menos profesionales.
El mundo actual coloca el listón formativo muy alto, acorde con los tiempos de extremada competitividad y excelencia que nos toca vivir. (No se entiendan estas palabras como menosprecio a tantísimos maestros y profesoras de otras épocas que han dado lo mejor de sí mismos/as en el cumplimiento de sus objetivos profesionales. Tan sólo se trata de poner el foco en las exigencias actuales que la sociedad neocapitalista coloca sobre los/as profesionales educativos).
Sea como fuere, lo cierto es que nuestra sociedad considera la educación –y, por tanto, a sus diferentes agentes: profesorado y familias, instituciones y empresas- como un aspecto vital para la supervivencia de la misma sociedad. Ni más ni menos. De ahí que cualquier democracia que se precie debatirá, propondrá, aportará y/o criticará acerca de todo aquello que le afecte, también, por supuesto, de educación.
Vaya esta introducción para indicar que el profesorado nunca se queja de estar, en cierto modo, en el ojo del huracán. Forma parte de nuestra profesión; por ser maestro, educadora o profesora estamos en boca de los demás, somos parte de las conversaciones de café y aceptamos, de buen grado, cierto protagonismo en los debates políticos. Del mismo modo que cualquier profesional que se dedique a servicios sociales, padecemos o aprendemos de las críticas y loas personales. También de las valoraciones (evaluaciones) que nos acompañan en nuestro devenir cotidiano; ante nuestros/as compañeros/as, direcciones, inspecciones o instituciones público-privadas que se precien y, también, ante los medios de comunicación y sus profesionales. ¿Qué son, si no, las evaluaciones de diagnóstico o la llorada selectividad, además de evaluaciones del alumnado?
coronita porfis