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La comunicación verbal, en cualquier esfera, supone sin ninguna duda una de las mayores y mejores herramientas de forma de expresión. Si acotamos el concepto a nuestro lenguaje, la riqueza que nos ofrece es incontable. Y en gran medida, esta riqueza viene dada por las interpretaciones y significados que de una misma palabra o expresión se pueden sacar. Por ejemplo, si decimos que una canción nos puso la piel de gallina es lo mismo que decir que una canción nos emociona. De igual forma que, si decimos que el horno no está para bollos, también podríamos expresarlo diciendo que el ambiente está tenso. O cuando insinuamos que alguien vive en las nubes, lógicamente no está residiendo en las nubes, sino que vive algo despistado.
Como hemos dicho, estas interpretaciones y expresiones no serían posibles sin un modelo compartido de comunicación, de transmisión: nuestro lenguaje, que junto con la comunicación no verbal es indispensable saber transmitir correctamente.
El lenguaje es un sistema de signos orales, escritos o gestuales que, a través de su significado permite que las personas puedan comunicarse eficazmente. Algunos de los lenguajes que existen son:
El lenguaje de señas: son gestos corporales que representan distintos signos. Las personas con reducida capacidad auditiva son las que lo usan principalmente.
El lenguaje de programación: destinado al ámbito de la informática y empleado por expertos en computación para crear programas.
El lenguaje musical: expresado de forma escrita en partituras y dedicado a la expresión artística musical.
El lenguaje escrito y hablado: el primero es el equivalente gráfico del lenguaje oral y, para que tenga sentido, las palabras deben estar organizadas de una forma específica. Dentro de éste se encuentra el lenguaje connotativo y el lenguaje denotativo.
Diferencias entre lenguaje denotativo y connotativo
El lenguaje connotativo
El lenguaje connotativo se caracteriza por ser un tipo de lenguaje subjetivo, muy dependiente del contexto y cuyo objetivo es transmitir sentimientos y emociones. Este lenguaje, además, puede verse fuertemente condicionado por zonas geográficas, es decir que, dependiendo de las costumbres o experiencias de una región en particular, puede cobrar un significado u otro. Generalmente es utilizado de forma coloquial, aunque en muchas ocasiones es un buen recurso para textos literarios, cine, algunos campos periodísticos, o el humor, y muy utilizado en la vida diaria y en la publicidad, entre otros, al centrarse en la ambigüedad de la lengua y la sugestión. De hecho, la palabra “connotar” significa sugerir. Por su carácter ambiguo y subjetivo, los textos oficiales —o donde prevalezca un estilo formal— renuncian a usarlo.
El lenguaje denotativo
El lenguaje denotativo es aquel que se ajusta estrictamente a la realidad conocida por los hablantes. Su objetivo es comunicar de forma directa y con total claridad para que el mensaje sea unívoco, que no haya posibilidad de doble lectura. No hay, por tanto, necesidad de que el receptor haga ningún tipo de interpretación ya que su lectura no puede cambiarse y se presentan las cosas tal cual son. Precisamente por esa razón, no es el que predomina en textos literarios, pero sí en textos informativos (periódicos, radio, comunicación oral), académicos o de ámbito profesional. En estos casos, es más importante el significado que el significante: el énfasis de quien escribe o habla está en la información y no en el uso creativo de las palabras. Quizás sea la forma más sencilla de comunicarnos con aprendices de nuevas lenguas, ya que no da lugar a malentendidos.
En resumidas cuentas, podríamos decir que la connotación funciona como un valor añadido, dependiente de un código social tan heterogéneo como la sociedad misma, mientras que la denotación es el valor informativo-referencial, que depende estrictamente del código lingüístico. Igualmente, en nuestro día a día, y especialmente en ambientes distendidos, es frecuente mezclar ambos lenguajes para dotar de soltura a nuestra comunicación. Raro sería encontrarnos con alguien que solo habla haciendo uso de refranes o frases con doble sentido, igual que nos resultaría sería una persona que únicamente se sirva, entre amigos, de construcciones literales.