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Un día, en familia, decidimos ir a una montaña a subir la misma para pasar un momento agradable y hacer actividad física.
Una vez comenzamos a subir la montaña tome un camino diferente a los de mis padres, sin embargo, no les dije nada. Así que seguí mi recorrido pero por otro camino. Tiempo después llegue a la cima, a una casita que se encuentra ahí, cuando llego veo a mucha gente preocupada y pregunto: ¿Qué pasa?, una persona me responde: se perdió un chico. Yo quedo atónito porque es algo preocupante, finalmente encuentro a mis padres y llego comentándoles que un chico se había perdido, pues bueno, ese chico era yo.
Mis padres habían pensado que me había perdido y aunque, se asustaron mucho, hoy es una anécdota muy graciosa.