Respuestas
Respuesta:
Valores cristianos, enseñanzas bíblicas, etc.
Respuesta:
Antes de empezar a hablar de cómo hablar a los hijos de Dios debemos responder a dos preguntas previas: ¿Quién tiene que hablarles? Y, ¿Por qué?
1.- ¿Quién?
Nosotros los padres somos los primeros educadores y primeros responsables de su educación cristiana. De igual forma que somos los primeros responsables de todos los aspectos de su educación: enseñarles a comer, a lavarse los dientes, a vestirse, a ser ordenados...
No podemos pensar que como nuestros hijos ya van a un colegio con un ideario cristiano nos podemos relajar. Nada ni nadie nos puede eximir de esta responsabilidad.
2.- ¿Por qué?
• Porque somos cristianos y hemos recibido un mandato, una misión de Jesucristo “Id por todo el mundo y proclamado el Evangelio”, que para los padres se concreta, en primer lugar, en sus hijos. Después ya tendremos tiempo de anunciar el Evangelio a los demás.
• Porque como cristianos, y especialmente si vivimos intensamente nuestra vida cristiana, la consideramos como un tesoro que no podemos guardar para nosotros, queremos hacer partícipes de ese tesoro especialmente a los más cercanos, a las personas que más queremos, nuestros hijos. Lo mismo que cuando hemos leído un libro o visto una película que nos ha gustado mucho, no paramos de recomendarla a nuestros amigos.
3.- Qué supone para los padres educar en la fe?
Educar en la fe hace que los padres nos replanteemos muchas cosas; nos obliga a profundizar en muchos aspectos ya que tenemos que estar seguros de lo que vamos a transmitir. Nuestros hijos nos van a hacer muchas preguntas: ¿Por qué rezas? ¿Por qué vamos a Misa? ¿Por qué bautizamos a un niño? Puede ocurrir que no sepamos dar una respuesta clara, o que nuestra respuesta sirva para un niño pero que a nosotros no nos resulte convincente. Es el momento de profundizar. Nos tenemos que poner las pilas y reciclarnos. A medida que pase el tiempo las preguntas se complicarán y tenemos que estar preparados.
4.- Pero... no estamos solos
No podemos olvidar que Jesucristo ha instituido el sacramento del matrimonio para ayudarnos en esta labor educativa. Tenemos la ayuda específica –gracia- de Dios para educar a nuestros hijos. A veces podemos pensar “no puedo” y efectivamente es así “yo solo no puedo” pero como no estoy solo, tengo la ayuda de Díos “juntos podemos”.