Respuestas
Respuesta:
1. La utilización de materiales naturales como la madera que, además de tener grandes ventajas de aislamiento térmico, causa un impacto muy inferior comparado con la construcción tradicional.
2. Una ventilación correcta y un buen aislamiento de las paredes para conseguir la máxima eficiencia en el mantenimiento de la temperatura.
3. Integrar energías renovables para no contaminar ni gastar consumiendo combustibles fósiles (hoy la energía solar parece ser una gran opción).
4. La orientación de la construcción, para aprovechar al máximo las horas de luz.
5. Intentar reciclar todos los residuos que podamos (la basura orgánica, por ejemplo, en compost para las plantas, o el agua de la ducha que dejamos perder hasta que se calienta, para usarla en el riego).
6. Aprovechar al máximo la distribución de los espacios de la casa para construir, por ejemplo, un jardín de invierno, lucernas o cualquier elemento que contribuya con el uso de energía en el hogar.
7. Algunos elementos exteriores pueden ser de gran ayuda, como toldos, persianas o pérgolas.
8. El color de los techos y las paredes también influye: los claros reflejan la luz y ayudan a refrigerar los espacios; los oscuros, en cambio, absorben la luz y, en consecuencia, el calor. Un tejado claro frente a uno oscuro reduce la absorción del calor en un 50%.
9. Si disponés de un jardín, optá por árboles de hoja caduca que frena el sol en verano y permiten seguir disfrutando del calor del sol durante el invierno.
10. Incorporá la red de agua caliente también como elemento calefactor del hogar. El ahorro puede ser muy alto, en algunos casos mayor al 50%. Hay una tendencia mundial de calentar el agua con energías renovables (mediante serpentinas expuestas al sol o bien con caldera de pallets de madera por ejemplo, que se producen a partir de desperdicios de aserraderos).
Explicación:
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