• Asignatura: Historia
  • Autor: victorgaimer
  • hace 9 años

me pueden poner 3 relatos historicos

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Respuesta dada por: pikachu0001
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Las otras armas 

¿Cómo pudo Francisco Pizarro, 168 soldados, vencer a los 80000 hombres del ejercito de Atahualpa en el Perú, sin que su tropa sufriera ni una sola baja? 

Los invasores, Cortes, Pizarro, supieron explotar hábilmente la división de los invadidos, desgarrados por los odios y las guerras, y con promesas jamás cumplidas pudieron multiplicar sus ejércitos contra los centros de poder de los aztecas y de los incas. 

Además, los conquistadores atacaban con armas que América no conocía. 

La pólvora, el acero y los caballos eran incomprensibles novedades. Nada podían los garrotes indígenas contra los cañones y los arcabuces, las lanzas y las espadas; ni las corazas de paño contra las armaduras de acero; ni los indios de a pie contra esos guerreros de seis patas que eran la suma del jinete y su caballo. Y no eran menos desconocidas las enfermedades, las viruela, el sarampión, la gripe, el tifus, la peste bubónica y otras involuntarias aliadas de las tropas invasoras. 

Y por si todo eso fuera poco, los indios ignoraban las costumbres de la Civilización. 

Cuando Atahualpa, rey de los incas, se acercó a dar la bienvenida a sus raros visitantes. 

Pizarro lo metió preso y prometió liberarlo a cambio del mayor rescate jamás exigido en un secuestro. Pizarro cobro el rescate y desnuco a su prisionero. El juego de pelota 


Hernán Cortes lanzo la pelota al suelo. Y así el emperador Carlos y sus numerosos cortesanos asistieron a un prodigio jamás visto: la pelota reboto y voló por los aires. 

Europa no conocía esa pelota mágica, pero en México y en Centroamérica se usaba el caucho, desde siempre, y el juego de pelota tenía más de 3000 años de edad. 

En el juego, ceremonia sagrada, combatían los trece cielos de arriba contra los nueve mundos de abajo, y la pelota, brincona, volandera, iba y venía entre la luz y la oscuridad. 

La muerte era la recompensa del triunfador. El que vencía, moría. Él se ofrecía a los dioses, para que no se apagara el sol en el cielo y siguiera lloviendo la lluvia sobre la tierra. 


Matando bosques murieron 

Había cada vez más bocas y menos comida. Cada vez menos bosques y más desiertos. Demasiada lluvia, o lluvia ninguna. 

Atados con cuerdas, los campesinos rascaban en vano las paredes desolladas de las montañas. El maíz no encontraba agua ni tierra donde alzar sus hojas. La tierra, sin árboles que la retuvieran, teñía de rojo las aguas del rio y se perdía en el viento. 

Al cabo de 3000 años de historia, cayo la noche sobre los reinos mayas. 

Pero los días mayas siguieron caminando, en las piernas de las comunidades campesinas en el sur de México. Las comunidades se mudaron a otros parajes y sobrevivieron, casi en secreto, sin pirámides de piedra ni pirámides de poder: sin más rey que el sol de cada día. 

espero que te sirva

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