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Lamarck, en su teoría evolutiva llamada transformismo, postulaba que las especies cambian a lo largo del tiempo, que el cambio de las especies es gradual y que va de formas simples a más complejas, pues se tiende a la perfección. Estos cambios se realizan mediante diversos mecanismos. Es por eso que el lamarckismo propone la existencia de un impulso vital (una tendencia natural que lleva a los organismos hacia la perfección y la complejidad).
De generación en generación, ocurre una herencia de caracteres adquiridos. ¿Y cómo podemos explicarlo? Las poblaciones son, según esta teoría, uniformes; es decir, si los organismos están sometidos a las mismas condiciones ambientales durante largos períodos, se producen pequeños cambios en las estructuras corporales que se vuelven hereditarios y pueden pasar a la descendencia.
En otras palabras, las condiciones ambientales cambiantes generarían la necesidad de nuevos hábitos. Por último, suele haber un mayor o menor uso de determinados órganos, lo que lleva a que se desarrollen o se atrofien (es decir, se deterioren o bien desaparezcan con el tiempo).
Lamarck.
Jean-Baptiste Lamarck (1744 – 1829)
Darwin, por su parte, planteaba la existencia de un ancestro común para todas las especies y que éstas podían extinguirse.
Formuló la teoría de la selección natural, idea que se fundamenta en que los individuos de todas las especies presentan variaciones heredables (es decir, que presentan variaciones que pueden ser pasadas de generación en generación y que estas diferencias, aunque pequeñas, pueden significar una ventaja adaptativa), en que las especies cambian (haciendo que aquellos organismos que presenten características más “ventajosas” frente a un ambiente sobrevivan mejor y dejen mayor número de descendencia, factor que llamaremos reproducción diferencial.
En otras palabras, existe una selección natural de los organismos mejor adaptados) y en que se presenta una lucha por la supervivencia (todas las especies tienden a producir un mayor número de descendientes que los necesarios para su preservación y, de esta manera, las crías deberán competir por los recursos).